Chetumal.- El panismo en Quintana Roo vive su peor crisis. Y es que sí, así como literalmente expresaron en un vídeo con tono de malestar figuras con arraigo en el partido blanquiazul en el sentido de que “ganaron el gobierno, pero perdieron al partido”, lo cierto es que tienen toda la razón, aunque dicha afirmación duela profundamente y cale hondo en el sentimiento de los políticos azules.
En el 2016, el PAN vendió su “alma al diablo” al abanderar a una dupla de ex priístas; a Carlos Joaquín González y Luis Torres Llanes, a quienes deben —indudablemente— las posiciones políticas y el poder que jamás pensaron tener, las cuales han alcanzado a lo largo de los últimos cuatro años. Como sabemos, el hartazgo de los quintanarroenses hacia los corruptos gobiernos emanados del Partido Revolucionario Institucional (PRI), provocó el inédito triunfo de la coalición con Carlos Joaquín “Una nueva Esperanza” (PAN-PRD), al alcanzar una votación histórica del 46.44% (263,793 votos) contra un 37.22% (211, 398 votos) de “Somos Quintana Roo” (PRI-PVEM-PANAL) encabezado por Mauricio Góngora Escalante.
No obstante, con las estadísticas en manos, el panismo se “infló” de ego y de soberbia al pensar que los resultados fueron obtenidos por méritos, simpatías y la buena fe de los ciudadanos, pero todos sabemos que es un hecho innegable que esto se debió a dos priístas de “sangre roja” pero vestidos de traje azul, así como al harto coraje de un pueblo cansado de atropellos.
Sin entender ni razonar al interior de la cúpula que debieron trabajar en unir, sumar y multiplicar, en tan corto tiempo han pulverizado lo poco que lograron, a causa de una voracidad insaciable, a la gandallez y al oportunismo que carcome. Además, el arrodillamiento a los intereses del poder ejecutivo han provocado el desprecio a la militancia de base, al menospreciarlos y hasta desplazarlos durante sus tomas de decisiones en las definiciones de las candidaturas.
Y así, ahora que está en puerta un nuevo proceso electoral en Quintana Roo, las cosas no pintan nada bien para aquel instituto político, cuyo destino recae sobre los hombros de la actual senadora Mayuli Martínez Simón, a quien se le ha confiado la operación política de las campañas que próximamente estarán en marcha.
No así, como bien dicen que “no es lo mismo la gimnasia que la magnesia”, ignora que son otros tiempos y que el panismo sigue siendo el mismo diminuto de antes, pues quienes realmente ganaron fueron los apellidos Joaquín González–Torres Llanes, es decir, los priístas de siempre que tanto y tanto repudiaban, ante la sequía de liderazgos en el PAN.
En estos días se ha oficializado la incongruencia partidista más vergonzosa en la historia de la derecha, al integrar a la alianza al tricolor en “Va por Quintana Roo”, así como a Confianza por Quintana Roo, partido donde el “gober” también dicta y ordena.
Es así que la falta de habilidad y destreza de Mayuli Martínez para “mover” las fichas en el tablero y su inexperiencia como operadora política de Carlos Joaquín, quien está llevando a la desbandada a los panistas, los cuales aseguran les han dado la espalda. Además, gente externa que representa un bastión de votos como el caso de Cristina Torres Gómez, quién en días pasados se colgó la camiseta de MORENA.
Después de procrear a “Va por Quintana Roo” en amasiato con el PRI, siendo una relación no bien vista, ahora tendrán que vivir juntos esta justa electoral, y enfrentar a una “endemoniada” izquierda liderada por MORENA que se presenta junto con sus aliados como el enemigo a vencer.
Por lo que, mientras las decisiones de Faustino Uicab Alcocer, Presidente Estatal del PAN en el Estado, avaladas por Mayuli Martínez Simón continúen dando golpazos a sus propios militantes, lo cierto es que seguirán desprendiéndose cuadros valiosos y convirtiendo al PAN en una figura despreciable de un partido elitista, ese que criticaron pero en el que se están transformando por sus acciones.
Todo parece ser que este será solo el prólogo de la historia de un panismo quintanarroense que jamás se escribió, cuyo único principio de lo que puedo ser, se fundirá en el olvido.