Conforme se va acercando el proceso para elegir a una nueva gubernatura en Quintana Roo, poco a poco los partidos y grupos políticos van pintando su raya, para evitar quedarse y bailar al final con la más fea.
Eso es lo que está ocurriendo en la dirigencia nacional del Partido Acción Nacional (PAN), donde han comenzado a poner distancia con el actual gobernador.
Así, mientras que en 2016 era con quien todo mundo ansiaba tomarse la foto e invitarlo a todas las reuniones, ahora Carlos Joaquín, es quien parece ser el “apestado” para los panistas de allá arriba.
Muestra de ello es que a pesar de ser el presidente de la Asociación de Gobernadores de Acción Nacional, no fue invitado a uno de los más recientes encuentros de panistas, en donde además se destapó al posible candidato de ese partido para la presidencia de la república en 2024, Mauricio Vila, de Yucatán.
Según los que saben, se debe a que el gobernador “del cambio” se ha prácticamente tatuado un nuevo lema: el de la “4T”, todo con miras a garantizar que 2022 el triunfo sea para Morena, a través de Mara Lezama.
Pero lo que para la Ciudad de México son simples sospechas, en las dos oficinas del poder sobre el Bulevar Bahía de Chetumal, es más que un secreto a voces.
Desde ahí nos cuentan que la idea de postergar el arranque de las elecciones (de octubre a enero), no es más que una forma de los actuales diputados, incluyendo panistas, de negociar con el gobernador.
Esto es así porque, la orden que salió del edificio de la calle 22 de enero fue establecer en la ley que el periodo gubernamental próximo sea de 6 años y no de 5 como está actualmente, como una manera de congraciarse con la 4T y su principal prospecta.
De esta manera, Carlos Joaquín no solo va perdiendo la confianza de los panistas a nivel nacional, sino también el control de los panistas a nivel local, quienes en otra ocasión hubieran hecho hasta lo imposible para cumplir la voluntad del mandamás.