Por: Jesús Amador
Chetumal.- Según expertos en política y también un buen porcentaje de quintanarroenses argumentan que lo ideal hubiese sido que únicamente dos o tres candidatos (as) se registren a la gubernatura de Quintana Roo, lo que garantizaba, cuando menos en teoría, una elección más competitiva; porque si en la boleta electoral del 5 de junio figuran 5 o 6 candidatos (as) como hasta ahora se presume, es un hecho de que el voto se pulverice.
De no surgir nada extraordinario en los próximos días, es casi un hecho el registro de Mara Lezama (Morena-PT-PVE y FXM), Laura Fernández (PAN-PRD-CXQ), Roberto Palazuelos (MC), Leslie Hendricks (PRI) y Paco Ayala (independiente). Solo queda pendiente si el MAS (Nivardo Mena u otro) decide postular candidato o se la jugará únicamente con sus candidatos a diputados para tratar de salvar su registro.
En las elecciones del 2016, Carlos Joaquín requirió 263 mil 793 votos para ganar la gubernatura. Proceso electoral donde el 54 por ciento del padrón electoral salió a sufragar. Pero sólo hubieron tres candidatos: Carlos Joaquín, el priista Mauricio Góngora (211 mil 398 votos) y el morenistas, José Luis Pech Varguez (65 mil 367 votos), es decir, entre los tres obtuvieron 540 mil 558 votos del casi millón de ciudadanos registrados en el padrón.
En la actualidad, la lista nominal a utilizar en las próximas elecciones es de un millón 313 mil 886 mil electores, es decir, si salen a votar el máximo histórico de Quintana Roo (el 56.9 % obtenido en las elecciones de 1999), estaríamos contabilizando menos de 750 mil votos.
Estos 750 mil votos, bueno, seamos positivos, pensemos que las elecciones de junio próximo sean históricas porque más de 800 mil personas acudirán a las urnas. 800 mil dividido entre 5 es igual a 160 mil. Dividido entre 6 es igual a 133 mil. Estas son las cifras exactas al «dividir» los posibles votos con el número de candidatos proyectados hasta ahora.
Aún cuando trae buenas propuestas y entró a la contienda para «abrir brecha», el propio candidato independiente (Paco Ayala) está consciente que difícil logre superar los 100 mil votos. Obviamente, si primero logra la meta de recaudar las 20 mil firmas de respaldo exigidas por la autoridad para hacerse de la candidatura.
Algo parecido tendría Nivardo Mena si obtiene la candidatura del MAS, porque aún y con todo el respaldo del grupo de evangélicos, su margen de maniobra es escaso.
El PRI, ya sea con Leslie Hendricks y otra mujer en la candidatura, también tendrá que hacer una campaña proselitista a la altura de las exigencias si en verdad busca cuando menos conservar el registro.
Es obvio que el grueso de votos se lo repartirán las dos alianzas y Movimiento Ciudadano (MC). Aquí la gran interrogante, similar a la que surge previo a cualquier emocionante encuentro, es analizar los pro y contra de los equipos y sus jugadores (as).
De entrada la marca a vencer es Morena. Mara Lezama y sus aliados (PT, PVE y FxQ) llevan mano, los programas sociales del gobierno federales jugarán un papel preponderante, al igual el trabajo de «tierra» que hagan las dependencias y toda la maquinaria guinda.
Movimiento Ciudadano con Roberto Palazuelos a la cabeza tendrán que recurrir e impulsar una exitosa campaña publicitaria, verbigracia como la efectuada por Samuel García en Nuevo León, para comenzar a sumar adeptos. Deberán aprovechar que en Quintana Roo, según varias encuestas, las redes sociales juegan un papel preponderante entre los electores.
Aún cuando llegó a la alianza (PAN-PRD-CXQ) «cuarto para la una», a Laura Fernández no hay que menospreciarla. Debe traer mucho «power» para convencer a los dirigentes nacionales de ser la mejor opción para competir por la gubernatura, por encima de la senadora panista. Mayuli Martínez y del propio actor, Roberto Palazuelos.
Entonces, bajo este sobrio análisis, sería sano argumentar que quién obtenga cuando menos 300 mil votos ganará la gubernatura?
300 mil votos son están a la vuelta de la esquina, créanme que para poder conseguirlos los candidatos (as) tendrán que erogar un chingo de saliva, suelas de zapato y harto billete.
Tiempo al tiempo…