El Personaje
La mutua admiración por Poe nos hizo amigos, la pasión por el oficio de escribir nos hizo hermanos…
¡Legado!
Por José Luis Barrón
Con información y fotos de Omar Capistrán
Todavía escucho su voz que me decía que lo del Coronavirus sería pasajero mientras tomábamos un buen expreso en el café del Callejón del Arte, justamente el día que inició la cuarentena; aunque breve fue un encuentro muy divertido, como siempre; nos enteramos que ambos habíamos dejado de fumar y tras algunos recuerdos me comentó sobre sus recientes proyectos, con la poeta Mariel Turrent, lo que me causó mucha alegría, porque para Carlos Torres Brambila escribir era su más grande pasión.
Nos conocimos en la Casa Internacional del Escritor de Cancún, en donde el ensayista, escritor, poeta y periodista comenzó a dejar su legado a muchos jóvenes ávidos de destacar en las letras: Michelle Moreno, Ismael Gómez Dantés, Gabriel Avilés, la propia Mariel, por supuesto un servidor y otros tantos que no me llegan a la memoria en estos momentos, pero de alguna u otra manera coincidimos en el emblemático sitio del que fue presidente el también extinto escritor Carlos Hurtado y de donde surgió la revista Tropo a la Uña, proyecto editorial que dio a conocer a muchos talentos quintanarroenses.
Tiempos en lo que afable maestro nos daba cátedra de la obra del “Poeta Repudiado”, Edgar Allan Poe, que en lo personal me fascinaba, de hecho fue con sus “Narraciones Extraordinarias” que mi abuela me enseñó a leer y a escribir (con unos buenos chingadazos entrecomillados) y con los conocimientos que nos compartió en su momento el buen Carlos perfeccionamos aún más las propias técnicas narrativas, aunado a las inevitables tertulias literarias en los antros de la Yaxchilán las que ya no volverán… “Nunca, nunca más”.