*El afectado, Agustín Jaime Souza Villanueva, vive acorralado y con amparos bajo el brazo
Por Mario Castillo Rodríguez
Chetumal.-Mientras el panista chetumaleño Juan Carlos Pallares Bueno, presume y grita a los cuatro vientos gozar de intachable conducta y reputación, su padre Lauro Pallares Rodríguez (a quien le debe su carrera politica) se encuentra en el ojo del huracán por presunto tráfico de influencias al orquestar una serie de delitos en contra de su cuñado Agustín Jaime Souza Villanueva, a quien acusa de robo y despojo.
Y es que a decir del afectado, quien denunció ante este medio de comunicación las calumnias y desprestigio de las cuales ha sido objeto por parte del marido de su hermana María de Lourdes Souza Villanueva, toda la artimaña legal a la que Pallares Rodríguez ha recurrido es nada más y nada menos que para dejarlo fuera de la jugada en el negocio denominado “Pinturas y Accesorios de Quintana Roo, SA de CV”, mismo que pretende tener absoluto control para engordarse los bolsillos de forma vil y deshonesta.
Cabe señalar que al morir su señor padre, el afectado junto con su hermana en automático se hicieron propietarios de las acciones de su progenitor por partes iguales. No obstante, el astuto cuñado teniendo poder sentimental sobre María de Lourdes, con evidente ambición, se aprovechó años atrás para también obtener un 30 por ciento de las acciones del negocio de las pinturas.
Pero como su voracidad no conoce límites –comentó el denunciante-, el padre del conocido panista capitalino inició una abierta cacería para desplazar al cuñado y tener el control total de la empresa mencionada, sin reparar en hacer uso de un evidente tráfico de influencias como se puede apreciar en los expedientes que fueron expuestos a este medio de comunicación.
Razón por la cual a la fecha Agustín Jaime Souza Villanueva, vive acorralado y con amparos bajo el brazo para no ser presa de una justicia local que presuntamente ha actuado de forma parcial al favorecer al incómodo pariente político, ya que su cuñado lo denunció por el presunto robo de 8 botes de pintura con daño patrimonial por el orden de 384 pesos; y por el delito de despojo, en contubernio con empleados a los que amenazó con despedir sino seguían su engañoso juego.
No obstante, según explica el quejoso y pudo constatarse en los documentos, a nivel federal este asunto ya está más que cocinado a su favor, por lo que no se explica que a nivel local se le siga persiguiendo para “pagar por delitos que no se cometieron”, aseguró.
Ahora bien, dejando a un lado los términos legales, juicios, amparos y demás, la realidad es que el “honorable padre” de Juan Carlos Pallares ha incurrido presuntamente en el acostumbrado tráfico de influencias, el mismo al que recurren aquellos que viven y se conducen tras los oscurito para beneficio de sus ambiciones económicas.
Porque ‘aquí y en China’, alevosa y ventajosamente de lo que coloquialmente se trata es de “joder al prójimo y despojarlo de lo suyo” utilizando la justicia como bandera a su favor. Aunque aún resta hacer lo propio de nuestra parte para indagar en las instancias quien o quienes están detrás de este caso que a simple vista huele a tráfico de influencias.
Lo más extraño del asunto es que Souza Villanueva fue demandado de manera directa por su alevoso cuñado, aun y cuando en su carácter de administrador carece de facultades para actuar en carácter de apoderado legal; según consta –dijo el afectado- en el Acta Constitutiva de Pinturas y Accesorios de Quintana Roo SA de CV.
Las ‘cuentas chinas’
Y ya que de cosas chinas hablamos, hasta las cuentas que como administrador del negocio familiar ha entregado Lauro Pallares Rodríguez, han salido más orientales que la misma muralla, pues desde hace dos años el accionista de dicha empresa, Agustín Souza, no ha recibido parte alguna que por concepto de utilidades le corresponde.
Y por si fuera poco, con diferentes razones sociales Pallares Rodríguez ha hecho crecer la empresa dejando fuera al hermano de su esposa, quien avala la tranza cometida en contra del perseguido empresario chetumaleño.
“De dos locales que teníamos en un principio, hoy son 11 en total –10 en Chetumal y uno recién abierto en Bacalar-, y en el supuesto solo me corresponden ganancias de dos, porque en la práctica desde hace dos años no he recibido un peso de manos de mi cuñado y de mi hermana”, dijo a “El punto sobre la i” Souza Villanueva.
De momento, aquí le paramos, ya que como corresponde, daremos puntual seguimiento a este caso para conocer a fondo que es lo que opera detrás, para saber quiénes presuntamente respaldan a Lauro Pallares desde el sistema de justicia quintanarroense.
Es de señalarse que Agustín Jaime Souza Villanueva, en los próximos días y por nuestro conducto, convocará a una rueda de prensa para que solicitar el apoyo de los demás medios de comunicación con representación en la ciudad de Chetumal, para exponer este caso que -valga la redundancia- a lo lejos huele a tráfico de influencias.