Por: Imelda Hernández.
Chetumal.- A seis meses de haber llegado como Administrador de la Aduana Marítima y Fronteriza de Subteniente López, Carlos Guzmán Leuffer, las cosas siguen de mal en peor a pesar de las promesas que hizo cuando asumió el cargo, prometiendo acabar con los casos de corrupción y abuso de autoridad por parte del personal del Servicio de Administración Tributaria, abusos que continúan y cada día van en aumento, especialmente en las temporadas vacacionales y fines de semana.
Carlos Guzmán Leuffer, llegó a Chetumal el 01 de Septiembre del 2014, procedente de la Aduana Fronteriza de Mexicali en el Estado de Baja California Sur límite territorial con los Estados Unidos, a su llegada aseguró que venía a meter orden a la Aduana Marítima y Fronteriza de Subteniente López, acabar con los abusos y casos de corrupción, reuniéndose con empresarios, comerciantes, hoteleros de Chetumal, así como de la zona libre de Belice, para fortalecer la economía de México con esta Nación Caribeña.
Residentes de Subteniente López, empresarios locales, comerciantes, hoteleros, prestadores de servicios de Chetumal, así como de la zona libre de Belice aseguran que todo a quedado en buenas intenciones, debido a que los casos de corrupción, abuso de autoridad y prepotencia por personal del SAT, cada día va en aumento al grado de que se ha disparado el tráfico “hormiga” de tabaco, licor y calzado chino.
Esto sin dejar de mencionar la serie de trabas que impune el personal del SAT a residente locales, visitantes y compradores a los que no les permiten pasar artículos permitidos como ventiladores, ropa, quesos y otros artículos que se encuentran contemplados dentro de la franquicia de 150 dólares para los chetumaleños y 300 dólares americanos, para gentes procedentes de otros municipios y Estados de la República Mexicana.
Por si esto fuera poco el personal del SAT no respeta la luz verde para los automovilistas a los que forzosamente revisan sin traer nada, además de que han creado un “cuello de botella” en el puente “Chactemal” al dejar solamente un carril para el paso de automóviles y motocicletas, a los que revisan sin importar que solamente hayan acudido a comer a la zona libre, lo más grave del caso es que los elementos amedrentan a las personas con las armas de cargo que portan, esto sin dejar de mencionar insultos y amenazas.
Esta situación ha generado malestar e inconformidad entre los 300 comerciantes establecidos en la zona libre de Belice, debido a que poco a poco va disminuyendo el número de compradores y visitantes, mientras que por el antiguo puente de Subteniente López se ha incrementado de manera alarmante el tráfico “hormiga” por los graves casos de corrupción en que incurre personal del SAT, que deja pasar cualquier tipo de mercancía a cambio de unos cuantos pesos.