Nicolás Lizama
La primera vez que tuve trato con Primitivo Alonso Alcocer -era subsecretario de Gobierno en el sexenio de Pedro Joaquín Coldwell-, salí de su oficina pensando que era increíble que ese personaje se dedicara a la política.
Y créame que en ese tiempo la política era otra cosa.
Era diferente, pues.
Se respetaban códigos, y, para empezar, las cosas que hacían en privado, dentro de las cuatro paredes de su oficina –a juicio de su conciencia, pues-, lo hacían con una discreción extrema, casi republicana.
Cuando le metían la mano al presupuesto, incluso –no existe político que se abstenga a ese poderoso y frecuente ejercicio del poder-, lo hacían con especial cuidado de que su mano derecha no supiera lo que hacía la izquierda.
Y les daba resultado ya que los políticos en aquellos años no eran tan aborrecidos como en estos días en los que nadie se salva del vituperio principalmente a través de las redes sociales.
Con Primitivo, para empezar, su nombre no iba a tono con ese caballero con el que acababa de tratar.
Era un poema andante. Hablaba como un excelso declamador y su trato, fino, de gente educada, terminaba seduciendo al más alebrestado que usted se pudiera imaginar.
Hay gente que solo es pantalla a la hora de tratar con la gente. Existen personas que simulan ser un “pan dulce” de una manera extraordinaria cuando de interrelacionarse se trata con los demás. Pronto supe que con “Primo”, como le decían sus allegados, era así, tal cual, en público y en privado.
Este personaje, como buen literato, en vez de coleccionar bienes materiales y poder público, dejó el ejercicio del poder y se dedicó al alimento de su lado becqueriano. Escribió, escribió y escribió.
Tiene varios libros. Poemas, ni se diga. Hoy, imbuido en la modernización, escribe ocasionalmente en las redes sociales.
Va este monito y este textito como una añoranza de aquellos tiempos en los que los políticos, cuando terminaban su gestión, no tenían necesidad de esconderse como delincuentes y de recurrir a un amparo para tranquilizar sus días postreros.