Mitofsky tiene un historial que lo ubicó siempre junto al PRI y al PAN y erró por mucho en las tres presidenciales; siempre contra AMLO; ahora su nicho de mercado está en las gubernaturas donde presenta escaldas de dudoso respaldo y lógica aritmética.
Por Abraham Gorostieta
Cancún, Quintana Roo.- Consulta Mitofsky, de Roy Campos y su empresa consultamx, llevan poco más de 18 años informando quien está a la alza o a la baja en las intenciones de voto, o qué políticos son populares. Sin embargo, a la empresa se le ha asociado con dar resultados a favor de los gobiernos en turno.
En 2006, le dio la victoria durante meses al candidato del PAN, Felipe Calderón con más de 10 puntos de diferencia con el candidato López Obrador. Sin embargo, la realidad de las elecciones marcó una diferencia con un estrecho margen de 0,1%.
En 2012, ocurrió lo mismo, salvo con importantes diferencias. En esa ocasión Consulta Mitofsky ubicó a Enrique Peña Nieto con 50.1%, mientras a López Obrador lo ubicó con un 22.3%. Cuando la realidad es que Peña Nieto obtuvo, según el conteo de los votos del Instituto Federal Electoral fue de 38.20 % mientras que López Obrador generó el 32.60%.
En 2018, en entrevista con Raymundo Riva Palacio, la empresa de Roy Campos ubicó a López Obrador con el 27.1%, mientras que a Anaya Cortés con el 22.3% y Meade Kuribreña con el 18%. Nuevamente los números no le cuadraron a Mitofsky.
Lo mismo ha sucedido en las encuestas estatales durante los cerca de 19 años que tiene la empresa de Roy Campos, en cada una de ellas, el gobierno en turno es popular mientras la realidad en las calles dice otra cosa.
De lo nacional a lo local
Ahora sucede algo que es un fenómeno político en materia de encuestas: La popularidad del gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín González.
Durante los años que lleva gobernando, desde 2016, Consulta Mitofsky ha ubicado al gobernador en el lugar 28 entre los peores gobernadores de México o con muy mala percepción ciudadana.
Así queda constancia en los números de la encuesta de Roy Campos: Agosto de 2019 estaba en el lugar 28; septiembre de 2019 estaba en el lugar 29; octubre de 2019 estaba en el lugar 27; noviembre de 2019 estaba en el lugar 25; diciembre de 2019 estaba en el lugar 28; enero de 2020 estaba en el lugar 28; febrero de 2020 estaba en el lugar 26; marzo de 2020 estaba en el lugar 27; abril de 2020 estaba en el lugar 23.
A la mitad de la cuarentena en Quintana Roo y de la Pandemia en México, cuando los quintanarroenses comenzaron a sentir el impacto de la crisis que venía y, con el aumento constante de contagios, el gobernador Carlos Joaquín en la encuesta de Mitofsky de mayo de 2020 saltó al lugar 10, es decir, casi 15 puntos, hecho inédito en toda la historia de las encuestas de gobernadores que hace Roy Campos. En junio repitió la hazaña y ya para julio se ubica en el lugar 9 de la lista de mejores gobernadores.
No hay otro gobernador en México que tenga la misma ruta que Carlos Joaquín, a tal grado que, en términos científicos, el gobernador de Quintana Roo es un fenómeno inusitado digno de estudios académicos.
Mientras en Redes Sociales: Facebook, Twitter, Instagram, y otras, los comentarios negativos al gobierno de Carlos Joaquín, al manejo de la crisis económica y al de la pandemia son negativos, en la encuesta de Roy Campos el gobernador quintanarroense repite la hazaña y en junio de 2020 se ubicó en el lugar 10.
También distintas casas encuestadoras como Massive Caller, del ex militante panista y exregidor de Monterrey, Nuevo León, Carlos Campos Rioja ubicó durante meses y años a Carlos Joaquín en el lugar 28 de su lista de gobernadores y fue en mayo que el gobernador saltó del lugar 27 al 10 en popularidad.
En el mes de junio, la misma encuestadora Massive Caller, publicó un estudio sobre los mejores funcionarios que están al frente de las oficinas de Comunicación Social, siendo Carlos Orvañanos, uno de los más destacados en la lista, algo inédito pues el funcionario tenía días de estrenar el puesto.
Mientras las encuestas de intención de voto tienen establecidos los criterios para quienes pretendan dar a conocer las preferencias electorales o las tendencias de la votación, las encuestas de popularidad de los gobernantes no. La metodología de las mismas navega en la oscuridad que permite la carencia de marcos legales.
En México, sobran ejemplos de casas encuestadoras que han cumplido más la tarea de fungir como negocios de publicidad y propaganda para los aspirantes presidenciales, o gobernantes en turno y no como verdaderos agentes de información veraz y útil para la población.