Tras las elecciones de 2018 donde Andrés Manuel López Obrador arrasó en las urnas con su partido Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), el Partido de la Revolución Democrática (PRD) cayó a la cuarta posición a nivel nacional con sólo el 5 % de los votos de todos los mexicanos, sólo a un tris de perder el registro (el porcentaje mínimo para retenerlo es de 3 %).
El fenómeno López Obrador, desnudó e hizo ver al Sol Azteca como lo que es, un organismo dividido, donde los intereses particulares se antepusieron y terminaron hundiendo al Sol Azteca.
Y como era de esperarse, la onda expansiva de la debacle nacional, impactó directamente a los Estados, en donde se pelean los restos de un partido en extinción, sin dirección y sin rumbo.
En Quintana Roo, desde 2016 inició la rebatinga por el poder en el PRD, Jorge Aguilar Osorio contra Emiliano Ramos. Sin embargo, el gran ganador de estas disputas, fue Rafael Esquivel Lemus, Secretario General que a la postre tenía funciones de presidente.
Tras el triunfo de AMLO, en 2018 los perredistas empezaron a emigrar, abandonaron al partido en extinción Emiliano Ramos, Ivanova Pool, Sergio Flores Alarcón, Luis Mis, Juan Carlos Beristain, Alejandro Noya. No dijeron ni adiós, reconoció Esquivel Lemus después, quien ante el vacío de poder, intentó perpetuarse en la dirigencia.
Pero… ¡sorpresa! Le salió un gallo respondón en la figura de Leobardo Rojas quien vía impugnación logró arrebatarle la dirigencia, en lo que se vislumbraba, podría ser la refundación local del perredismo.
Pero… ¡otra sorpresa!, el colmillo retorcido de Rafael Esquivel Lemus le permite comerse enterito a Leobardo Rojas, y esté, traicionando la confianza de todos los consejeros que lo impulsaron para llegar, lo nombra su secretario general, cargo con el que, literalmente Esquivel sigue dirigiendo al perredismos.
¿Que es peor que un dirigente saqueando a un partido? Dos dirigentes.
Y como Leobardo Rojas y Rafael Esquivel Lemus no están peleados con el dinero, el PRD ahora se convierte en la Cruz Roja para todos los exiliados y expulsados de otros partidos políticos.
Ejemplo de ello, es el arribo de Ana Pamplona, expulsada del Partido del Trabajo junto con el otrora cacique de ese partido, Hernán Villatoro Barrios por Tania Valentín Rodríguez Ruíz, Presidenta de la Asociación Nacional de Diputados Locales del Partido del Trabajo (PT), por haber aprobado mayor endeudamiento para Quintana Roo impulsado por el voraz gobernador Carlos Joaquín González.
¿Cuánto recibieron Leobardo Rojas y Rafael Esquivel Lemus para aceptar a Ana Pamplona en el PRD?
Ana Pamplona y Hernán Villatoro, desobedeciendo a sus dirigentes nacionales, aprobaron la iniciativa de Carlos Joaquín 4 mil 670 millones de pesos para construir el puente sobre la laguna Nichupté financiado a 30 años; además, aprobaron la creación de nuevos impuestos votando a favor de la Ley de Ingresos 2021 y recientemente, aprobaron más de 800 millones de pesos, en lo que fue la quinta solicitud de deuda pública del hoy nuevo saqueador de Quintana Roo.
En esas aprobaciones, los entendidos del tema sobre cochupos y entuertos legislativos, aseguran que para esta aprobación, corrieron muchos billetes en manos de los diputados y diputadas.
Al parecer, suficientes para que le llenaran el bolsillo también a Rojas para abrirle las puertas del PRD a Pamplona. No se duda que en breve, también se refugie ahí Hernán Villatoro, previo, claro está, a una “módica” cuota de entrada.
Si tras el tsunami AMLO el PRD quedó en la lona, en todo el país, parece que en Quintana Roo, el partido del Sol Azteca está en sus últimos estertores, y el último clavo vendrá de las manos de su dirigente, Leobardo Rojas.
Sin duda alguna, la del PRD, ya es una muerte anunciada.
Tiempo al tiempo.