Valladolid.- Consideradas una gran fuente de ingresos a principios de los años 90s, las rentadoras de películas se encuentran hoy por hoy al borde de la extinción.
Valladolid no es la excepción en el tema, pues en los últimos años la caída en los llamados videoclubes ha sido drástica, tal es así que prácticamente los días lo tienen contados.
Las causas, nada más y nada menos que la tecnología y la gran afluencia de teléfonos inteligentes en estos tiempos, desde donde se pueden ver y descargar películas, así como también a la variedad de canales de televisión que existen hoy en día.
“Más que la competencia y lo económico esas han sido las verdaderas causantes de la decadencia en este sector”, señaló José Wilberth Cupul, quien, en su momento, fue propietario de varias sucursales del videoclubs instalados en diversos barrios, colonias y fraccionamiento de Valladolid #CapitalDelOrienteMaya.
Un poco parco en sus respuestas, debido la carga de trabajo en su actual negocio, dijo que es triste decir que se pierde un espacio de convivencia más de las familias, pues era una tradición reunirse entre padres y hermanos para disfrutar de alguna película acompañado de palomitas.
Hoy por hoy, el empresario, quien dirige un restaurante familiar, ya está preparado para cerrar el último de sus locales, con la misma mecánica utilizada en las otras, a través de la venta en oferta de las películas que ya está ofreciendo por las redes sociales. Cuenta con más 15,000 títulos que está rematando a precios desde cinco hasta 30 pesos, para que los fanáticos puedan armar su colección.
Haciendo un poco de memoria al respecto, uno de los negocios más recordados de la ciudad en el rubro, es sin duda el de Bore, que tuvo su apogeo durante los años 90s cuando todavía circulaban los formatos BETA y aún se consolidaban ante el público los VHS.