“La última palabra”
Por: Jorge A. Martínez Lugo
Un quinto informe sólo de afirmaciones; sin datos que las sustenten. En materia de deuda, repitió el discurso de hace unos días en el Congreso, cuando entregó la medalla al mérito indígena.
No concuerda la palabra del ejecutivo de Quintana Roo, con los datos de la Secretaría de Hacienda, de la Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores.
“Reestructuramos la deuda en mejores condiciones…”.
“Ello nos permitió tener ahorros muy importantes e incrementar los flujos de liquidez…”
Sobre estas dos afirmaciones no hay datos de referencia, hasta que dice: “esta estrategia redujo en casi 3 mil millones de pesos la deuda heredada”.
Algo insólito, ya que en números cerrados, la deuda pasó de 19 mil millones de pesos en 2016, a 21 mil millones de pesos en marzo 2021. Falta la actualización a septiembre y falta agregar los 820 mdp de la nueva deuda y falta también agregar el mega endeudamiento por el puente Nichupté, que aprobó el Congreso aplaudidor.
Del aplazamiento de la deuda, del año 2033 al recibirla, al año 2051-52 al concluir el actual gobierno, sobre ésto, ni media palabra.
Al ilustrar “cómo estábamos” al recibir la administración, por cada peso que ingresaban, 85 centavos iban al pago del servicio de deuda, pero no informó cuánto se destina ahora.
Volvió a repetir que la deuda per cápita disminuyó de 15 mil a 13 mil pesos para cada quintanarroense, lo cual ya se expuso en esta columna con datos federales, que no es cierto.
Además, por lógica, si la deuda crece en términos absolutos, cómo vamos a deber menos cada persona. Sólo que esté hablando de “pagos chiquitos” al aplazar los pagos hasta el año 2051-52. Al concluir el sexenio, se alargarán dos décadas, los pagos de la deuda.
Al concluir el apartado dedicado a la deuda, transcribo un párrafo que resume la estrategia de comunicación, el carácter de la relación gobierno-sociedad:
“Hemos recuperado, como lo dije antes, autonomía de decisión y capacidad operativa. Hemos devuelto a la sociedad, a las y los quintanarroenses y al país, transparencia, confianza, credibilidad y más allá de cualquier ideología política lo hemos logrado CON EL ESFUERZO DE TODOS”
Un discurso triunfalista, que raya en el delirio, arropado por una legislatura que una vez más, refrendó su calidad moral como la peor en la historia de Quintana Roo, al rendirse hasta el ridículo ante el amo ejecutivo; ni como en los tiempos de la dictadura perfecta.
La cereza en el pastel, fue cuando en la recta final del discurso y ante su primo, el ex gobernador Félix, testigo y vigilante, expresó sin rubor:
“Pero las y los quintanarroenses tenemos memoria y sabemos que ya no hay espacio en el futuro de este estado para aquellos que nos hundieron en la delincuencia, en la inmoralidad pública, en la corrupción, en la desigualdad…”
En fin, un informe con un tono épico, que no se ajusta a la realidad, en donde se percibe una actitud de maquillar demasiado la realidad, hasta los límites del photoshop.
Fue un informe sin datos, o mejor dicho, con medios datos, para forzar la narrativa de post verdad oficial, de un sexenio perdido, que desperdició la gran oportunidad otorgada en las urnas en 2016. Como siempre, usted tiene la última palabra. Chetumal, 120921.