*Dirigentes del PVEM, PRI, PAN, PRD, y PES, distraídos con sus nuevos huesos
Por Mario Castillo
Tras los resultados que arrojó la marejada electoral del pasado 5 de junio, los partidos políticos con registro en Quintana Roo navegan prácticamente sin cabeza dado que sus dirigentes tienen la mirada fija en posiciones de mayor interés ganadas en la mesa de negociaciones, disfrazadas al fin con el voto popular que hoy los coloca en esa ambicionada zona de confort.
En el caso del Partido Verde Ecologista de México, este instituto político supo vender caro su amor al hasta hoy partido oficial, para salir triunfal en la lucha por la presidencia municipal de Benito Juárez, única que quedó en manos de un dirigente partidista.
Remberto Estrada Barba, se jugó el todo por el todo para obtener la llamada “Joya de la Corona”, aunque el sacrificio conlleve a ceder al dirigencia de un partido que presume caminar solo, aún y cuando sin el Revolucionario Institucional no hubiera logrado su objetivo.
Faltará ver qué rumbo tomará en su vuelo el Tucán una vez que Remberto asuma el cargo de Presidente Municipal a finales de septiembre, dado que en su lugar habrá de dejar a una persona afín y que trabaje con la misma dinámica para no ver desinflado el futuro del Verde ecologista en el estado. Nombres hay muchos, con capacidades pocos.
A dos años como partido en la entidad, Encuentro Social cosecha su primera diputación plurinominal para Carlos Mario Villanueva Tenorio, personaje que –colgado al apellido de su padre- en su corta carrera política no ha dado más resultados que ahondar en el quebranto del municipio capitalino, y venderse al mejor postor como dirigente de este partido a fin de regresar al Congreso de Quintana Roo en la XV Legislatura que está por asumir funciones.
Carente de cuadros políticos lo suficientemente rentables, el PES navegará a la deriva con un Villanueva Tenorio sentado en esa curul, la misma que le permitirá seguir disfrutando los aires de grandeza que roban su total atención; mitómano al fin.
El Partido Acción Nacional, también quedará sin capitán cuando Eduardo Martínez Arcila abrace la diputación plurinominal en los siguientes días. Cargo al que llega por segunda ocasión, aunque ahora presume una fortaleza ganada a la sombra del triunfo de Carlos Joaquín, gobernador electo por la coalición Quintana Roo UNE.
Las tribus panistas deberán reagruparse para buscar una nueva figura que les represente, y en la palestra de esta lucha interna que tendrá lugar en noviembre próximo, se escuchan nombres tanto en el norte como en el sur. Rene Cisero, Jessica Chávez, Juan Carlos Pallares y hasta Mario Rivero Leal, son algunos de los flamantes prospectos para suceder a Martínez Arcila.
En el PRD no cantan tan mal las rancheras, pues su líder Alejandro Ramos Hernández, también pudo negociar una plurinominal a su favor. Pero como a todos, le cuesta mucho dejar la dirigencia de su partido el Sol Azteca.
Y es que no es fácil perder el encanto de los jugosos capitales que desde esa posición -hasta hoy- administra gracias a las prerrogativas estatales. Pero hueso nuevo es hueso nuevo, y eso tampoco se desprecia, mucho menos cuando el PRD estuvo ligado al triunfo de la alternancia en el gobierno de Quintana Roo.
El diputado Jorge Aguilar Osorio, Esquivel Cruz González, Orlando Muñoz, y hasta Alejandro Castillo Aguilar en la zona sur, son los personajes que ya suenan para entrar al remplazo de Ramos Hernández, en aras de que el partido de la Revolución Democrática tenga por fin alguien que le dirija, o al menos logre disuadir las fracturas que tanto daño le han hecho en los últimos tiempos.
De los más golpeados en el proceso electoral de este 2016, el Partido Revolucionario Institucional igual se verá obligado a renovar su dirigencia para curarse en salud, pero sobre todo en moral.
Raymundo King de la Rosa está por asumir su lugar ganado “a pluri”, pero también la coordinación de la bancada tricolor en la XV Legislatura y no tendrá espacio suficiente, al menos no el necesario, como para seguir el frente del PRI en Quintana Roo.
La renovación de la Presidencia del hasta hoy partido oficial, es pues una exigencia de la militancia, y de la misma renovación que demanda este partido en su interior para sacudirse el peso de la desgracia que le llevó a perder la gubernatura del estado el pasado 5 de junio.
Y aquí, comparado con los demás partidos antes mencionados, son muchos más los nombres que suenan, pero la exigencia de una renovación a fondo, otorga mucho menos posibilidades para aquellos que han mamado de la ubre pública desde tiempo atrás.
Ante este escenario, los partidos en Quintana Roo están condenados a navegar solos durante un tiempo en tanto se renuevan sus dirigencias, toda vez que la elección federal del 2018 empezará a cobrar forma a mediados del siguiente año, y las fuerzas políticas con registro en este pedazo de patria, habrán de meter el acelerador a fondo para no quedar atrás.