Las redes sociales te visten o te desnudan.
Son el termómetro fiel para medir cuántas neuronas se alojan en tu cerebro.
De los suspirantes que en los últimos días han estado muy activos publicando por razones obvias, es muy poco lo rescatable.
Es raquítica la gracia, ya no digamos otra cosa, que tienen para ganar adeptos.
Lamentable, porque ocupando un cargo de elección popular, en donde de veras solo sus chicharrones truenen, es nulo lo que podrán hacer si no tienen la capacidad de rodearse de gente que piense por ellos.
Está flaca la caballada, dirían los clásicos.