*Bailando 10 millones de pesos etiquetados por Conaculta, aún sin comprobar
*Impresionante lo que se esconde detrás de una cara bonita
Chetumal.-Después de que este medio de comunicación pusiera en evidencia el desangelado trabajo encabezado por Lilián Villanueva Chan, antes como encargada del despacho de la Secretaría de Cultura y hoy como titular de la Subsecretaría de Cultura; los trapos sucios que han pagado los costos de su glamoroso andar salen a la luz pública a través de fuentes inesperadas, pero muy precisas; que detallan la viva imagen de una mujer frívola y despiadada, que en sus ambiciones de poder y dinero no ha tenido empacho para convertir en ruinas uno de los rubros más importantes de Quintana Roo.
Es impresionante lo que se esconde detrás de una cara bonita. Soñadora como pocas y altanera como ella sola, en los dos escenarios que le han dado paso a las altas esferas de la política ha hecho de las suyas para complacer sus costosos gustos por el buen vestir, el calzado fino, los bolsos de ensueño y las fragancias francesas, aun y cuando con esto la educación cultural de las nuevas generaciones se hayan ido por el caño pestilente de la corrupción y el desvío de recursos del erario público, incluso ya etiquetados.
Bailando 10 millones de pesos etiquetados por Conaculta, aún sin comprobar
Hasta esta redacción llegaron pelos y señales de la osadía cometida por Lilián y camarrilla, que desde años atrás han saqueado a diestra y siniestra, siendo la Biblioteca Pública Javier Rojo Gómez, la mina de oro que les dejó ganancias por cifras que hablan de 8 millones de pesos, razón por la cual este inmueble hoy trabaja entre ruinas. En la penumbra que se hace acompañar incluso de cientos de murciélagos que contrastan con el tétrico edificio público.
Sin la iluminación apta y necesaria, aires acondicionados dañados, sin ventiladores y muchas otras carencias, la otrora casa de información de los chetumaleños hoy no es más que un guiñapo de la que han robado desde motocicletas hasta los artículos enunciados con anticipación. Las ganancias de este robo –porque no tiene otro nombre-, sobra mencionar hacia donde han ido a parar, pero lo cierto es que el templo de información capitalina hoy carece incluso de libros para su investigación.
Ni que decir del elevador instalado en dicho inmueble para uso de las personas con discapacidad, que aparte de lo costoso que resultó, es por demás inseguro ya que en él se han registrado accidentes que han sido ocultados por Lilián para no ser objeto de ataque por parte de los medios de comunicación, lo anterior por la única y sencilla razón de que éste artefacto no es de confiable fabricación ya que más bien parece un monta-carga de cables y poleas, muy por debajo de lo establecido por las normas de Protección Civil.
Ha trascendido también que la Bilioteca Pública de la comunidad de Tihosuco fue el complemento del hurto (2 millones de pesos), pues a la chica de la pasarelas le gustan los números cerrados para no confundirse en la cuentas. ¡Hágame usted el favor mi querido Lector!
Pero la cosa no para ahí, resulta que estas gigantescas cantidades -10 millones de pesos- aún no han sido comprobadas por Villanueva Chan ante el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta). Recursos que sin duda desde hace años fueron etiquetados para un fin y se utilizaron para otros como los de índole personal, y que hoy, con el paso de los años y ante la amenaza de una auditoria por parte de esta instancia federal, la Señorita Quintana Roo pretende subsanar con la firma de otras manos que incluso le dieron cobijo en sus primeros pasos en el rubro de la cultura. En conclusión: no importa quién la hizo, sino quien la pague.
Libros se pudren en las bodegas
Y para no perderle el hilo, ya que a Lilián Villanueva le gustan las cosas que contrasten y coincidan, los datos proporcionados hablan también de lotes de libros que no han sido entregados, y no por falta de recursos sino por puro capricho personal.
Hablamos de libros que por dos años han permanecido pudriéndose en las bodegas ya que la hoy Subsecretaria de Cultura no quiere hacer simples actos para su entrega sino que, ávida de reflectores que le den más realce a su opacada persona, Villanueva Chan quiere verse acompañada de grandes figuras de la política que le hagan sentirse a la altura de sus guajiros sueños de Miss Quintana Roo.
Festival de Cultura del Caribe con vestuario de ensueño, para ella y para mamá
Y hablando de sueños guajiros, esos en los que Lilián se imagina en las pasarelas, con lujosa vestimenta intercambiable en cada presentación, no hay que pasar por alto la arrebatada intención que tuvo en el pasado Festival de Cultura el Caribe, que costó incluso la renuncia del
Director de éste magno evento, por no ser partícipe de “las locuras de la emperatriz”.
Resulta que Villanueva, chan quería dos vestidos diarios de costosa confección, por partida doble, y por siete días: un paquete para ella, y otro para su señora madre, a fin de que la semana que tuviera lugar la cultural fiesta caribeña, lucieras ambas dos atuendos diferentes cada día.
Lo anterior sin importar que por esos tiempos el Gobierno del Estado pasaba por uno de sus peores momentos económicos. Tiempos difíciles que llevaron a la administración estatal a un masivo despido de personal.
Sin embargo, para Lilián Villanueva esas cosas no son tema de interés, su trabajo está enfocado a niveles más altos de la sociedad, niveles que no contemplan ni detienen el paso ante la miseria y la necesidad de los semejantes. Niveles que no tiene límites en el dispendio de recursos, sobre todo cuando estos no son propios; sobre todo cuando éstos los paga el pueblo.
O de que otro modo se puede llamar a dejar plantada a la comunidad internacional de bibliotecas en un evento celebrado en la el país de Costa Rica, al que no asistió porque sus caprichos así lo dispusieron. Y no asistió aún y cuando los boletos de avión y demás viáticos ya habían sido cubiertos.
A ciencia cierta se desconoce si este recurso fue reembolsado por la Subsecretaría, o se hizo perdidizo como muchas otras cosas que misteriosamente han desaparecido por ambos escenarios en los que ha transitado. Sin pasar por alto las sendas facturas que ha pagado a revistas de moda y glamour para salir en las portadas haciendo gala de los buenos gustos que, desde luego, van con cargo al erario público.
Lo cierto es que Lilián Villanueva Chan carece de compromiso con la Cultura de Quintana Roo, carece de sentido común para con las generaciones futuras, pero rebosa de ambiciones y sueños elitistas que sin duda han dado cuentas de una funcionaria corrupta y frívola.
Y hasta aquí la dejamos para no aburrirlos con tantas tranzas, con tantas omisiones, etc., etc. Pues de lo contrario nos quedaríamos sin datos más duros para nuestra próxima entrega; no se la pierdan.