Nicolás Lizama
Yo soy buena onda. Que digo, soy a todísima m…, pero jamás de los jamases le haría caso a esa sentencia bíblica que aconseja poner la otra mejilla a quien te ha dado una bofetada previa.
Jamás invitaría a mi casa a una personita que a la distancia solo se la pasa diciendo que soy un apestado, un &$@, y por lo tanto, de toparse conmigo, en vez de saludarme civilizadamente como se debe, me dará una patada en el trasero.
Soy buena onda pero no soy juguete de nadie. Tengo mi demonio guardado que aflora cuando algún mentecato quiere verme la cara de perico.
A tal Donald Trump ni lo voltearía a ver si algún día la casualidad hace que me lo tope en el camino. Tiene demasiada telaraña en el cerebro y esa gente es capaz, incluso, de morderte como un can rabioso.
Hay que desconfiar permanentemente de ese tipo de cristianos. Son candidatos al manicomio y por lo tanto hay que tener cuidado con sus reacciones ya que en cualquier momento se les nota la «canica» y son capaces de causarse daño hasta a ellos mismos. Yo jamás invitaría a mi casa a un tipo así tan peligroso. No entiendo a esa gente que le vale un sorbete las ofensas y lo recibe con todos los honores. De verdad, no lo entiendo. !Grrr, por más que intento no lo entiendo!.