Chetumal.-Las líneas discursivas de Carlos Joaquín González, Gobernador de Quintana Roo, sobre el combate a la corrupción durante este auto llamado “gobierno del cambio” del PAN-PRD, es totalmente falso, una vil mentira.
El mandatario estatal le miente a los quintanarroenses. Los ciudadanos ya no se creen las publicaciones pagadas, donde presume que durante su gestión se ha combatido con mano dura los actos de corrupción y que su mandato es reconocido por ser transparente.
Una gran mentira. No hay nada más apartado de la realidad. Y es que a cuatro años de gobierno, existen dependencias estatales que aún conservan prácticas plagadas de irregularidades a manos de sus titulares, causando agravios al presupuesto público, solapados por los órganos fiscalizadores y en total impunidad.
Bien dicen “la podredumbre se detecta por el olor”, lo cierto que es que hay instituciones públicas que desprenden en su interior tremendas pudriciones similares a las ocurridas en administraciones priistas, como sucede actualmente en el Instituto de Infraestructura Física Educativa de Quintana Roo (IFEQROO), la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado (CAPA), la Secretaría de Obras Públicas (SEOP), la Secretaría de Desarrollo Territorial, Urbano y Sustentable (SEDETUS), la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Rural y Pesquero (SEDARPE) y la Agencia de Proyectos Estratégicos (AGEPRO), por mencionar aquellas donde mayores acciones se corruptelas se gestan.
Con la expresión “Todos los días combatimos la corrupción”, Carlos Joaquín presumió durante la presentación virtual del Informe de Actividades del Comité Coordinador del Sistema Estatal Anticorrupción en Quintana Roo, que al asumir la gubernatura, Quintana Roo se ubicaba en el lugar número 32 en materia de transparencia.
Intentó lavarse las manos, insinuando que los ayuntamientos “entorpecen” el avance en transparencia.
Asimismo, en su intervención por de más engañosa, expresó que “hay muchas personas que se sienten con la suficiente fuerza, jerarquía o poder para seguir haciéndolo así, y otras que quieren llegar a esos espacios para hacer exactamente lo mismo”, dijo sobre corrupción.
Joaquín González, miente sobre manera, ya que se han exhibido abusos de poder y tráfico de influencias, donde ha salido a flote la vigencia de los “moches”, los “diezmos” y la adjudicación poco transparente de contratos en obras y servicios, otorgados a gente afín.
El desprecio hacia los empresarios locales ha sido muy marcado en el Estado, al beneficiar con jugosos contratos a empresarios consentidos, amigos y políticos cercanos, quienes han sido privilegiados sin que el gobierno estatal brinde las garantías de piso parejo.
Sólo hay que recordar casos muy escandalosos como el sucedido en 2017 por la contratación a la empresa poblana Comercializadora Adicon S.A. de C.V., por 104 millones de pesos, para la elaboración de uniformes estudiantiles, por el Oficial Mayor Manuel Alamilla Ceballos, quien recibió una “amonestación privada” por la Secretaría de la Contraloría del Estado (SECOES)
Asimismo, el otorgamiento al polémico empresario extranjero Jorge Luis Brizuela Guevara “El Venezolano”, quien fue acusado de vincular con el Gobierno de Quintana Roo a la empresa “Lafer”, a quien se le otorgó un monto 44 millones de pesos para la instalación de carpas en Chetumal por la contingencia sanitaria del COVID-19, mientras a Vanessa Lizeth Vargas Flores (esposa de “El Venezolano) también fue favorecida con contratos cuyos montos rondan los 200 millones de pesos.
El IFEQROO y la CAPA no han podido superar auditorías donde se contabilizan millones de pesos en contratos, malas prácticas y desvío de recursos.
Estas, son solo algunas muestras de que el Gobierno de Quintana Roo está hundido en la corrupción, mientras Carlos Joaquín como se dice popularmente de “dientes para fuera” pretende hacer creer lo contrario.
Y esto, solo es la “Punta del Iceberg”, ya que, además, empresarios de la construcción han puesto en evidencia la “mañosidad” con que las dependencias adjudican contratos de obra pública, beneficiando a gente de un exclusivo grupo a cambio de “cochupos” y “bisnes” que solo ahondan la corrupción en Quintana Roo, esa misma corrupción de la que tanto dice el gobernador que se combate todos los días en su gobierno. ¿Usted le cree, amable lector?
El gobierno de Carlos Joaquín, definitivamente no es igual al Félix González ni al de Roberto Borge. ¡Es peor!.
Como los calificara en el principio de esta administración la ex diputada Patricia Sánchez Carrillo, panista, son unos modernos piratas que, desde hace casi cinco años, están saqueando a Quintana Roo.