Jacqueline Estrada Peña pasó de ser hija de un campesino de la ribera del río Hondo a una acaudalada integrante del gabinete de Carlos Joaquín que sólo exprime la ubre gubernamental ya que durante los 4 años que ha estado al frente del Instituto de Cultura y las Artes (ICA) en Quintana Roo, ha robado recursos del gobierno del Estado y sin apoyo para los artistas de la entidad.
Estrada Peña tuvo un ascenso y un enriquecimiento meteórico, pues pasó de ser maestra de la telesecundaria del poblado de Caobas, puesto del que todavía goza con licencia, a diputada de la XIII legislatura donde tuvo un desempeño mediocre con ninguna iniciativa importante y con muchas faltas a las sesiones del congreso.
Posteriormente estuvo “banqueada” durante parte del sexenio de Roberto Borge Angulo y fue rescatada por el gobierno “Del cambio” que encabeza Carlos Joaquín, pues desde el 2016 fue nombrada titular del ICA en donde también ha tenido un desempeño mediocre con ningún resultado en programas de trabajo, eventos o algún proyecto en beneficio de la cultura Maya y qué decir de las artes.
Sin embargo, Jacqui se olvidó de los ejidos cañeros que la vieron crecer y pasó de vivir en una casa en renta a vivir en el condominio residencial Andara, en una lujosa vivienda de más de 2 millones y medio de pesos, además adquirió 2 ranchos, uno en la comunidad de Morocoy y otro en la comunidad de Palmar; ambos ranchos con un valor de más de 5 millones de pesos. Además de unos lujosos departamentos que se construyen sobre la avenida Bugambilias con Javier Rojo Gómez en Chetumal.
Además, la ex diputada pasó de viajar en camión a la comunidad de Caobas a conducir 2 vehículos de lujo, un deportivo de la marca BMW y otro Mercedes Benz. La vida de Jacqueline está llena de lujos que comparte con sus familiares, pues hace unos meses se fue a China con uno de sus hermanos, viaje que fue pagado con recursos del Gobierno de Quintana Roo.
Jacqueline Estrada Peña es sólo un ejemplo más de la herencia de los excesos y lujos que el “Gobierno del Cambio” heredó de su antecesor Roberto Borge, pues el único cambio fue el de los bolsillos de políticos corruptos que siguen sangrando las arcas públicas.