Por Juan Jose Lopez
FCP.-Sin una perrera donde resguardar los canes y con una infinidad de estos animales que, además de ser un riesgo para la salud de la gente, son un foco de contaminación por sus heces, los habitantes de Felipe Carrillo Puerto se encuentra a merced de estos cuadrúpedos.
Por doquier es común ver decenas de perros callejeros apareándose, persiguiendo automóviles, ciclista, motociclistas y a peatones sin que la autoridad municipal haga algo a respecto.
En la ciudad hay lugares donde las personas se ven obligadas a irse por otras calles para no ser atacadas por estos animales.
Francisco Marín, responsable de la clínica de control animal municipal señaló que no hay una perrera formal y por lo tanto no se atrapan los perros.
Y es que efectivamente, el sitio donde antaño hubo una perrera hoy luce destruido, abandonado y lleno de maleza.
Parte del edificio se usa como bodega del ayuntamiento pero no para la retención de perros.
En tanto, otras partes de la construcción se están cayendo.
A las afueras se lee un letrero con la leyenda “Coordinación y clínica de control animal” pero en las tres semanas que se tomaron para hacer este reportaje siempre permaneció cerrado.
El peligro es tal que hace unos días una persona de la tercera edad fue atacado por un perro cuando se trasladaba a su casa en un triciclo.
El hombre presentó varias mordidas en un pie, las cuales les provocaron un sangrado profuso.
Asimismo, hace menos de un mes en la colonia Jesús Martínez Ross un motociclista fue derribado de su unidad por varios perros.
Esta persona resultó con varias heridas por lo que fue atendido por paramédicos de la Cruz Roja.
Cabe señalar que otros de los riesgos para la salud es la gran cantidad de heces fecales que los perros depositan en las calles y que transmiten alrededor de 20 enfermedades.
Los desechos fecales de los perros contienen parásitos, virus y bacterias que pueden provocar enfermedades gastrointestinales, oftalmológicas, quistes e incluso aborto en gestantes.
Los huevos de los parásitos flotan en el medio ambiente y pueden ser absorbidas por una persona al respirar.
Se estima que un perro adulto defeca entre 300 a 600 gramos al día.