Por Javier Chan
Felipe Carrillo Puerto.- Las carencias económicas se han convertido en una motivación para que niños y jóvenes de la comunidad de Santa Amalia continúen con sus estudios con el deseo de superación, por lo que diariamente viajan a la cabecera municipal gracias al doble esfuerzo que realizan sus padres con la comercialización de lo poco que logran cosechar en sus milpas.
Así lo dio a conocer la señora Gilberta Cupul May, humilde madre de familia de la abandonada comunidad maya de Santa Amalia, ubicada a alrededor de 30 kilómetros al norte de la cabecera municipal.
Doña Gilberta dijo contar con 5 hijos en edad escolar, de los cuales 1 se encuentra cursando sus estudios en el CONALEP, 2 en nivel secundaria y 2 en nivel primaria, todos en la cabecera municipal debido a que en la comunidad se carece de suficiente infraestructura educativa para la atención de los niños y jóvenes.
Esta situación no ha sido impedimento para que Doña Gilberta y su esposo Nicolás, busquen que sus hijos logren superarse académicamente, pues diariamente trabajan incansablemente para obtener recursos económicos que les permitan costear los pasajes de ida y vuelta a sus hijos para que puedan acudir a la escuela.
Explicó que su hijo mayor se encuentra en nivel preparatoria y sus clases son en el turno matutino, por lo que desde temprana tiene que cruzar los 4 kilómetros del camino hasta el crucero con la carretera federal Tulum – Felipe Carrillo Puerto para alcanzar el transporte que lo lleve a la cabecera municipal.
“Muchas veces se va sin desayunar, el poco dinero que lleva como “gastada” a veces le sirve para comprarse algo para comer, aunque mayormente lo usa para los gastos escolares”, dijo.
Por su parte, los 4 niños restantes acuden en el turno vespertino, por lo que afortunadamente cuando viajan a la ciudad ya han almorzado, por lo que sus gastos diarios no son tan caros. “No obstante, solo por el gasto de transporte de ida y vuelta, diariamente se requiere de un promedio de 250 pesos, y que mensualmente representa cerca de 5 mil pesos”, apuntó Doña Gilberta.
Para poder sufragar estos gastos, su esposo Nicolás realiza labores en su milpa, sembrando maíz, tubérculos como camote, papa, yuca, entre otros, y el producto que se logra cosecha es trasladado a la ciudad de Tulum para que doña Gilberta lo comercialice, para lo cual diariamente viaja a las 3 de la madrugada para vender lo poco que se logra cosechar y algunos derivados que prepara en sus ratos libres como masa o incluso tamales.
Finalmente destacó que continuará viviendo al mismo ritmo mientras le alcancen las fuerzas, pues su deseo es dotar a sus hijos de estudios para que logren superarse y puedan contar con una mejor vida de prosperidad y no pasar las carencias que mucha gente vive en las comunidades rurales, principalmente en las que permanecen en abandono por parte de las autoridades de gobierno.