Por Julian Puente
Punto exacto
El tema público en salud durante los últimos meses se ha centrado en la crisis a la escasez de médicos generales y especialistas aunado a la falta de medicamentos. Muchos hemos llegado a pensar que en una hoja de papel y tras algunas copas de vino muchos planes parecen buena idea hasta que chocan con la realidad, tal fue el caso de la famosa compra consolidada de medicamentos la cual está poniendo en jaque a todos los estados del país. En un análisis racional resulta lógico el planteamiento de la Oficialía Mayor de la Secretaría de Hacienda para buscar reducir el gasto en la compra de medicinas entre un 20 y 30 por ciento mediante la disminución de los costos de distribución lo que dejará en teoría un ahorro sustancial a las arcas federales.
Desde sedantes, analgésicos, antibacterianos, hasta fármacos para problemas cardiacos, de insuficiencia renal, artritis, reumatismo, neumonía, fibromialgia, así para atender diferentes tipos de cáncer y padecimientos depresivos y de ansiedad, forman parte de un grupo de claves de medicamentos que desde hace meses escasean con mucha frecuencia en los hospitales públicos. Lo cierto es que el problema de la escasez de medicamentos en los hospitales públicos siempre ha existido; por otras razones o por las mismas que en la actualidad, pero esa situación no es nueva. Hay que recordar que el presidente López Obrador determinó hace unos meses vetar a tres empresas que proveían de medicinas al gobierno federal ante la presunción de que realizaban prácticas monopólicas. Sin embargo esa decisión provoco un desabasto que repercutió directamente en la salud de pacientes que requieren medicamentos, sobre todo los antirretrovirales, por lo que días después de su decisión el mandatario del país tuvo que recular y acordó con dos de esas empresas la provisión de fármacos de suministro inaplazable.
Lo desastroso de este problema es que no sólo es un problema en México, sino que, como informan investigadores de la Organización Mundial de la Salud, la escasez de medicamentos se extiende al resto del mundo. México se ha vuelto un país en el que no sólo se obstaculiza la recuperación del paciente, sino que, para hacerlo, éste debe voltear sus bolsillos. Más de la mitad del gasto en salud proviene del gasto de bolsillo, es decir, los casos en que las instituciones públicas proveen los medicamentos son los menos. En el caso de Quintana Roo el sector salud estatal ha buscado mecanismos que le han permitido obtener medicamentos para la atención de la población y mucho se debe a la excelente gestión administrativa que han realizado.
Si bien la compra consolidada de medicamentos ha provocado escasez de los mismos por retrasos en sus procesos administrativos, estos desabastos ya se habían venido dando desde años anteriores, y los recortes de presupuesto actuales no han ayudado a mejorar la situación. Recordemos que en noviembre de 2019, el Senado de la República aprobó reformas a las leyes General de Salud y de los Institutos Nacionales de Salud, para crear el Instituto de Salud para el Bienestar y desaparecer el Seguro Popular además de aplicar las compras centralizadas de medicamentos es decir ahora la distribución depende totalmente de la federación. Con estas reformas se aprobó la universalidad de los servicios de salud en el país, para lo cual se brindaría el acceso gratuito a los servicios médicos, donde estén incluidas las medicinas, operaciones, hospitalización, prevención, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación, además de garantizar su calidad y sin discriminación.