Punto Exacto Por Julián Puente
Aun cuando muchas voces afirmaban en su momento que, para dar clases vía electrónica, bastaba con la voluntad de maestros, alumnos y padres de familia, la realidad dista de este dicho. El principal obstáculo que existe para garantizar que cada uno de los miles de alumnos registrados sumado a los miles de docentes logren cubrir las metas establecidas por la Secretaría de Educación, es la brecha de la desigualdad económica. La pandemia de covid-19 no vino a sustituir los desafíos que el mundo tenía, al contrario vino a agravarlos. Las decisiones adoptadas para contener la propagación representan un doble reto por un lado, la profundización de la divergencia en calidad educativa, expresada por los medios tecnológicos, formatos de clases y capacidades de conexión; por otro, más básico aún, los incrementos en deserción escolar por parte de las personas en mayor vulnerabilidad debido a la incapacidad de seguir asistiendo o, en algunos casos, pagando los altos costos de la educación en nuestro país.
Hay que mencionar un factor poco considerado en la estrategia del regreso a clases fue que, en varios de los hogares, principalmente de las zonas marginadas urbanas y rurales, los padres de familia desconocen cómo utilizar las herramientas electrónicas para la educación a distancia. Algo cierto es que ni el sistema educativo ni los padres de familia ni los estudiantes estaban preparados para atender este modelo de educación. No obstante, las evaluaciones tendrán que modificarse ante la falta de igualdad para acceder a clases, lo que complica el medir la efectividad de las clases a distancia impartidas. Hay muchas rupturas, y creo que se está manifestando, por un lado tenemos una educación muy tradicional que no avanzó en su momento hacia otras formas, y por el otro lado como se menciona en líneas anteriores, no todos los niños y las niñas tienen dispositivos en su casa, no tienen los recursos. Y lo que pone en manifiesto también, la falta de conectividad, la brecha digital que existe en el país. Aun así, creo que hay diversos intentos, y creo que nos estamos enfrentando a una situación desconocida. Que se quiere trabajar en línea como se trabajaba anteriormente, no hay un salto, no hay una reflexión, no hubo tiempo para hacer un análisis, de cómo verdaderamente trabajar a distancia y mejorar las prácticas, tanto de docentes como de estudiantes.
Particularmente en el caso de los niveles de educación básica, la modalidad a distancia ha requerido del apoyo de las madres y padres de familia quienes en el mejor de los casos se encuentran haciendo el llamado “home office” en horarios y cantidades extraordinarias y a su vez atendiendo las tareas cotidianas del hogar; en otros escenarios, las madres y padres continúan viéndose obligados a salir a trabajar para obtener un ingreso o pueden incluso estar pasando por una situación de desempleo a causa de la pandemia o del propio contagio. En todos los niveles, del otro lado, existen docentes que no están acostumbrados a utilizar herramientas tecnológicas en su labor, mucho menos a distancia y que al mismo tiempo pueden ser madres y padres de familia que están en las circunstancias antes mencionadas. Si bien es un hecho que las instancias educativas no son responsables de la pandemia, el alumnado tampoco lo es, y por ello las autoridades en el corto plazo tienen la obligación de fortalecer las estrategias que garanticen al alumnado, principalmente aquel que se encuentra en mayores condiciones de vulnerabilidad, que a pesar de las condiciones sanitarias, tengan las oportunidades necesarias de ejercer su derecho a la educación en las condiciones adecuadas.
La responsabilidad sigue siendo de la escuela, pero el hecho de que los hijos estén físicamente en casa a los papás les implica estar más al pendiente, ayudar en parte del proceso. Quizá hay maestros que están acostumbrados a utilizar herramientas virtuales para el aprendizaje, pero no como una columna vertebral de su proceso de enseñanza-aprendizaje a través de una computadora. La paciencia será clave en este proceso, tanto para que padres de familia, docentes y alumnos puedan interactuar, partiendo de que desde casa, por ejemplo, el estudiante debe tener un espacio adecuado.