Por Julian Puente Punto Exacto
La pandemia del COVID-19 nos recuerda a la fuerza varios debates sustanciales y estratégicos que como colectivo social olvidamos hasta el justo momento en que individualmente algo nos afecta. Colombia pasó en una semana de los memes sobre el coronavirus al pánico colectivo. Ante el uso intensivo de las redes sociales, plataformas online y de Internet en general, incrementado por la cuarentena dispuesta en el marco de la pandemia de coronavirus, es necesario hacer un uso responsable de las comunicaciones para evitar el colapso. Facebook es la reina, la red social más popular del planeta. La utilizan 400 millones de personas, y si sus miembros formarán la población de un país, se trataría del tercero más habitado del mundo, sólo superado por China e India.
A pesar de los esfuerzos de la OMS y de las propias plataformas por controlar la información falsa y el odio, la avalancha de contenido ha sido imparable. No obstante, las redes sociales también han virilizado datos veraces y se han convertido en un espacio para el duelo colectivo y la solidaridad. la aparición y propagación del virus se relaciona estrechamente con la forma en la cual nos relacionamos con el medio ambiente, pero también con la poca conciencia que tenemos frente a la necesidad de adoptar hábitos básicos de higiene, como lavarse las manos. El cuidado responsable del medio ambiente, la relación equilibrada con la fauna silvestre y la adopción de buenas costumbres de autocuidado son las tres más eficientes acciones para la prevención de próximas pandemias.
Recordemos que el 2 de febrero, la Organización Mundial de la Salud denominó al nuevo coronavirus como una «infodemia» masiva, en referencia a «la sobrecarga de información tanto cierta como falsa que dificultaba que las personas encontrasen fuentes fidedignas y consejos fiables cuando los necesitaban.
Lo cierto es que a medida que las autoridades de salud pública en todo el mundo luchan contra el nuevo Coronavirus, COVID-19 siendo su nombre correcto, existen otros obstáculos a los que también debemos ponerles atención: la desconfianza en los medios de comunicación, declaraciones irresponsables de los gobernantes y la desinformación en redes sociales. Las redes sociales en manos irresponsables o tendenciosas son un arma muy peligrosa y potencialmente letal. El uso responsable de dichas herramientas es un activo realmente invaluable para el futuro próximo. Debemos reconocer la necesidad imperiosa de una pedagogía responsable para el manejo sensato de las redes.
Las redes sociales han confirmado que las personas llevamos a un Peter Parker o un Clark Kent que quiere convertirse, tras un mensaje, un post o una historia, en un héroe que sea capaz de ayudar a los demás con una primicia. Esta tendencia es natural y, en cierta medida, habla del ánimo de solidaridad que inspira a las personas en estos momentos difíciles. Lamentablemente, en los últimos días se ha desatado un volumen sorprendente de desinformación en relación con el Covid-19. Por esto, quería aprovechar esta columna para dar un consejo propio de la educación mediática que puede ayudarnos a ejercer una ciudadanía responsable en estos tiempos de pandemia para poder salir adelante como antes lo hemos hecho. Hay que evitar compartir cualquier información que no tenga una fuente confiable y verificable. Esto es clave para garantizar frenar la poderosa ola de desinformación que acompaña al Covid-19.
Es común encontrar en redes sociales datos de última hora que invitan a una difusión inmediata para ayudar a los demás. Solo los canales oficiales deben de ser nuestras fuentes cuando queramos compartir una información relacionada con el COVID- 19. Se comparten recetas mágicas para curar el virus por grupos de WhatsApp, videos que generan pánico en la población y hasta mensajes de racismo que asegura que todo es culpa de los chinos. En un mundo tan saturado de información, las consecuencias de un mal manejo de la comunicación sobre el COVID-19 son vida o muerte. Los ciudadanos debemos saber escuchar las voces correctas y los gobernantes necesitan precisión en sus declaraciones además de tomar esta pandemia como algo serio y evitar hacer bromas de mal gusto como el de los escapularios.