Cancún.- Durante más de ocho meses, alguien le mintió a los quintanarroenses. Carlos Joaquín anunció el 11 de noviembre de 2020 que Alberto Capella había presentado una solicitud para separarse del cargo de Secretario de Seguridad Pública y él, como su jefe, se la había aceptado.
Hoy, de pronto, así de golpe y porrazo, Alberto Capella no sólo reaparece como Secretario de Seguridad Pública de Quintana Roo, sino también, fue el encargado de presentar el complejo de seguridad C5, que, aseguran él y el Gobernador, es el más avanzado de América Latina.
A Capella, se supone, lo quitaron de la SP para investigarlo sobre la brutal represión policíaca durante una manifestación feminista en la plaza de la explanada del palacio municipal de Cancún.
En esa represión, una reportera, Cecilia Solís, resultó con herida de arma de fuego. Los jefes policiacos afirmaban que sólo se habían usado balas de goma.
Carlos Joaquín dijo unos días, después, el 11 de noviembre, que aceptaba la solicitud de Capella para separarse del cargo y nombraba a Lucio Hernández como el encargado del despacho, para cuidarle el changarro pues.
Sin embargo, Alberto Capella nunca se fue, nunca fue investigado, siguió manejando la policía de Quintana Roo, y en algún momento, fue reincorporado a su cargo sin que los quintanarroenses lo supiéramos.
Hoy por la tarde, en la inauguración del C5 en Cancún, fue presentado como Secretario de Seguridad Pública.
¿Quién le engañó a los quintanarroenses? ¿Cuál es la relación que existe entre Carlos Joaquín y Alberto Capella, que le permite tal impunidad?
A todas las luces, en materia de seguridad, Carlos Joaquín ha tenido un gobierno fallido.
En 2017 y 2018, Quintana Roo rompió récord en ejecuciones, comparado al menos con los últimos 10 años.
Un botón de muestra. Sólo el día de hoy, horas antes que Capella y Carlos Joaquín presentarán al C5 como su obra maestra, en Tulum, a plena luz del día fueron ejecutadas tres personas; ni que decir de la otrora tranquila Chetumal y peor aún hablar de Solidaridad y Cancún.
Carlos Joaquín y Capella se gastaron 6 mil millones de pesos en un proyecto de seguridad que nunca funcionó.
Anunciaron la colocación de 3 mil cámaras de videovigilancia en el Estado, que nunca se pusieron; al menos, hoy supimos que solo se colocaron 2200.
¿Quién le mintió a los quintanarroenses?
Esta es mi última participación pública como responsable de la seguridad de Quintana Roo, dijo Capella.
¿Desde cuándo fue reincorporado en el cargo sin que se enteren los quintanarroenses?
Vaya con el tamaño de impunidad que le brinda Carlos Joaquín al “súper policía” de Quintana Roo.
¿De qué tamaño será el “compromiso” que existe entre Carlos Joaquín y Alberto Capella?
Y hasta tuvo tiempo para echarse el chascarrillo de la noche. “Y como dice el clásico, ya con esta me despido”.
Así, de este tamaño, es la desvergüenza de un gobierno del cambio que, concluye como inició, fallido.