Por: Julián Puente
Chetumal.- El consumo permitido de drogas en nuestro país es ya una realidad que nos afecta y preocupa como sociedad, siendo un fenómeno que traspasa a toda la población y cuyas consecuencias en la juventud han sido vastamente estudiadas. En este sentido, el consumo problemático de drogas puede generar efectos negativos en la trayectoria de vida de los jóvenes, expresados a través de adicciones, enfermedades, conductas violentas o accidentes de tránsito.
Numerosos países y estados han despenalizado o permitido para uso médico la marihuana, y muchos otros están considerando estos pasos o incluso la plena legalización. Una afirmación problemática es que la legalización generará una gran ganancia para el presupuesto.
Este argumento tiene algo de cierto, dado que la legalización significa una reducción del gasto y un aumento de los ingresos fiscales. Sin embargo, la magnitud de la marihuana por sí sola es modesta, por lo que es fácil exagerar este beneficio.
Tal vez el peor argumento a favor de la legalización es que el consumo no aumentaría. Las pruebas disponibles no sugieren un gran aumento, pero los precios más bajos y la aceptación legal ciertamente nos conducirían en esa dirección.
Los partidarios de la legalización deberían rechazar la idea de que un mayor consumo es necesariamente malo, o que la reducción del consumo de marihuana es una meta apropiada para una política de Estado.
La cannabis está por debajo del alcohol y tabaco en su potencial adictivo, es decir, la capacidad de volverse dependiente a la sustancia luego de uno o unos pocos consumos.
Algo muy cierto es que el fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación no significa que haya libertad para la comercialización, el consumo o la legalización de la marihuana como se piensa. Es necesario señalar que las propuestas de reformas sobre la legalización de la marihuana sigue siendo una realidad lejana para muchos mexicanos, las encuestas han mostrado durante años que una mayoría de la población no quiere un país de gente drogada por lo que se opone a la legalización total de la marihuana.
Es obligatorio señalar que Holanda, “emblema” utilizado generalmente para defender la despenalización de drogas, está revirtiendo su errada decisión de consentir el consumo de la marihuana.
El uso “permitido” de marihuana en los cafés holandeses fue disminuido de 30 a 5 gramos y se planea prohibir en el mediano plazo por completo su uso, ya que, no sólo no ha resuelto el problema de la adicción y el narcotráfico en ese país, sino que degradó la salud de los adictos y deterioró la convivencia social.
En conclusión, nadie en su sano juicio puede creer realmente que la despenalización del consumo de drogas termine con este flagelo, sino todo lo contrario.