La política y sus demonios: Por Felipe Hernández
La presente semana será crucial para la definición de candidaturas para las coaliciones que contenderán en las elecciones el 6 de junio, un ejercicio totalmente a espaldas de la sociedad y a las militancias de los partidos políticos participantes. Es simplemente una decisión cupular, ajena y lejana a las bases partidistas y resto de la sociedad civil.
Aunque en los días recientes militantes y simpatizantes de Morena, por ejemplo, han manifestado pública y abiertamente su rechazo a la alianza con PVEM y PT, no son acciones a tomar en cuenta por parte de los dirigentes de esos partidos, pues su acuerdo tiene que ver con proyecciones de votos a conseguir para ganar posiciones federales y locales (el poder por el poder, diría el lugar común), para lo cual no hay congruencia ideológica que valga. A Morena, se ve, no le importa que el PVEM haya aparecido en otros momentos como aliado del PAN o del PRI, o que en el estado las cuotas que ha logrado imponer como candidatos y que llegaron a presidencias municipales o al Congreso hayan sido devastadoras para la sociedad. Nada de eso cuenta. Es simple cálculo electoral para acceder al poder. Nada más.
Así pues, reitero, en las decisiones que esta semana acabarán de tomar las cúpulas partidistas para nada cuentan los intereses de las bases militantes ni el resto de la sociedad. Y en ese ámbito de incongruencia andan también muchos de los aspirantes a candidaturas.
En el caso de la otra alianza el panorama no es mejor. PAN, PRI y PRD van a un amasiato simplemente inconcebible en otro tiempo. Sólo que sabiéndose en desventaja sus aspirantes y militantes hacen menos escándalo y están dispuestos a colgarse de cualquier clavo ardiendo que les permita conservar las pocas posiciones que detentan en Ayuntamientos y el Congreso y ganar otras.
En cuanto a los perfiles que aspiran a contender en el proceso electoral en marcha hay también actitudes cargadas de incongruencia. Morena, por ejemplo, ya recibió la inscripción de sus militantes que aspiran a contender en los distritos electorales federales correspondientes. Y se armó una lista enorme. Cada factor de poder que cree tener influencia suficiente, o que la merece, mandó inscribirse a quienes considera sus cuotas. Y lo hicieron los que realmente quieren ser diputados federales y otros que se conformarán con lo que salga: si no salen candidatos a la Cámara de Diputados buscarán candidaturas a presidencias municipales. Sin congruencia, sin pudor, van por cualquier cargo que deje dinero y glamour; no les interesa servir, quieren un cargo para servirse, el que sea.
Apenas uno de los aspirantes a la presidencia municipal de Othón P. Blanco por Morena, Florentino Balam, declaró en entrevista radiofónica que aunque fue invitado a inscribirse para el Distrito Electoral Federal 02, no accedió porque su proyecto es ser candidato a presidente municipal, no a lo que salga. Los demás le tiran a lo que sea.
Esta semana, pues, se sabrá qué candidaturas a presidencias municipales le corresponderá a cada partido contendiente en las dos alianzas contendientes. Esa es decisión a espaldas de la sociedad y el cálculo será exclusivamente electoral. Nada tendrá que ver si el candidato o candidata posibles son los mejores perfiles para servir a la gente.