Por Redacción
Chetumal.-La polémica elección del nuevo presidente(a) del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Quintana Roo, ha desatado una serie pasiones al interior del Poder Judicial, saltando al escenario de aspirantes más de tres, aunque no todos llenan el perfil por los cuestionados amarres que llevan tras de sí para satisfacer oscuros interés de grupo.
Y en este contexto destaca la magistrada Verónica Acasio Trujillo, plenamente identificada con el grupo de los verde ecologistas y/o priistas, que en aras de salir los más librados de las sendas demandas que pesan en su contra por actos de corrupción en pasadas administraciones, han encontrado una persona ad-hoc en la citada dama.
Verónica Acasio, ávida de encontrar el respaldo que no ha podido tener dentro de Máximo Órgano de Justicia de la Entidad, ni siquiera de sus homólogos de la magistratura, se ha cobijado en ellos para escalas los peldaños necesarios que le acerquen a tomar la estafeta de manos de Fidel Villanueva Rivero.
Aquí poco importa la necesidad de devolver credibilidad a la impartición de justicia, poco importa la estela de acusaciones y el cúmulo de desprestigio que arrastra el grupo que la respalda, lo importante es llegar al poder aunque las complicidades transiten en caminos opuestos al discurso de erradicar la corrupción.
Los verde-priistas se abrieron de pechito en franco apoyo a verónica Acasio, alguien que a los cuatro vientos pregona estar identificada con las huestes del titular del Ejecutivo, pero que entre cumplir y dejar pasar va en busca de la meta en la carrera de la sucesión de Fidel Villanueva, aunque los amarres vayan en detrimento de sus aspiraciones.
Es lamentable que a pesar de los cambios que se registran en México en aras de una mejor impartición de Justicia, los vicios prevalezcan en pos del poder, y más aún cuando en estas prácticas grises converge un grupo que se ganó a pulso el desprecio de la sociedad, y una Magistrada que le apuesta a todo por la Presidencia del TSJ, aunque en el pecado lleva la penitencia.
Las horas y los días pasan, el 8 de agosto está a la vuelta de la esquina y el momento de la elección será cuando se acabe el desencanto; cuando Verónica Acasio Trujillo identifique que la Justicia no se compromete, que la Justicia quintanarroense no es moneda de cambio, ni mucho menos trampolín de oportunistas.