*Las reacciones darán la pauta para el proceso local que se avecina
Por Mario Castillo Rodríguez
Chetumal.- Una vez concluida la jornada electoral para renovar la Cámara de Diputados del Congreso dela Unión, las cifras arrojadas por el PREP en las últimas horas, dejan muchas lecturas como antesala de lo que será la elección local del cercano 2016 donde estará en juego la gubernatura del estado, las 25 diputaciones locales, y las 10 presidencias municipales de Quintana Roo.
El triunfo del abstencionismo que se ha hecho presente en los últimos procesos electorales, es el primer factor de análisis para someter a consideración de las autoridades y los partidos políticos el descrédito ganado a base de conductas y acciones poco convincentes para un electorado que, en plena afrenta, expresa su hartazgo a través del sufragio, pero sobre todo a través de su lejanía en las urnas.
Las cifras, de acuerdo a datos proporcionados la mañana de este lunes 8 de junio por el propio Vocal Ejecutivo de la Junta Local del INE, Juan Álvaro Martínez Lozano; con el 91 por ciento de las actas capturadas y contabilizadas, hablan de un ausentismo social en las urnas que supera el 60 por ciento, y que dejan ver una deprimente participación de la ciudadanía del 39%, de un universo de 946 mil 875 votantes quintanarroenses.
Esto sin duda, en palabras llanas, divulga una radiografía de fracaso para un Instituto Nacional Electoral que, en el caso particular de Quintana Roo, se comprometió a superar la barrera que evidentemente sigue marcando el abstencionismo, y que impide un ejercicio democrático de credibilidad.
Y no es que se ponga en tela de juicio la transparencia de este ejercicio, sino que con una votación menor al 40 por ciento, es difícil hablar de ganadores por decisión popular ante la ausencia del anhelado “50+1” que pudiera dar la pauta de legalidad absoluta. Empero, dejaremos ese tema a consideración de los lectores.
Lo que si queda claro, es que lo anterior coloca al instituto rector de la votación en el atril del fracaso. Fracaso ganado por no cumplir la promesa de acercar a más votantes a las urnas en su papel de placidez y conformismo.
Ni que decir de la falta de capacitación hacia los funcionarios de casillas que tanto demandaron los votantes, pues en la gran mayoría de las secciones hubo una apertura tardía de urnas que causó un marcado enojo en la sociedad; incluso muchos se retiraron para no regresar, y eso, le abonó muchos números al abstencionismo. Este 7 de junio queda pues para la historia del INE, pero más aún para la memoria de los inconformes votantes.
Sin duda, la sorpresa de esta elección fue el voto captado por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que con su segundo lugar deja ver un escenario peligroso para un partido como el PRI; que sin el aparato institucional como respaldo, otra hubiera sido su suerte en las urnas.
El Revolucionario Institucional ganó en los tres distritos electorales federales, y eso es irreversible a menos que –utópicamente hablando-, en tribunales algo pueda cambiarse. Pero eso no impide una lectura de desventaja para el tricolor de cara a la próxima elección local, pues recordemos que el líder político y moral de Morena, Andrés Manuel López Obrador, fue quien más votos obtuvo en Quintana Roo en la pasada elección presidencial cuando fue abanderado por el PRD, y ese es un factor que no pueden ni deben perder de vista los priistas.
Ahora bien, las primeras reacciones que se están dando como la renuncia del regidor capitalino José Hadada Estefano, a las filas del PAN tras más de 15 años de militancia, dejan ver una lectura más allá de lo esperado por el partido en uso del poder oficial.
Porque si bien no puede pasarse por altas las traiciones, golpes bajos y demás aberraciones de conducta por parte del dirigente panista Eduardo Martínez Arcila, que motivaron la salida de Hadad Estefano del PAN, sería vano perder de vista la visión del concejal ante el escenario que hoy se abre con el sorpresivo segundo lugar de Morena.
Y aunque suena descabellado de principio, recordemos que en política no hay nada escrito, y todo podría derivar en una desbandada panista que en un futuro inmediato sume fuerzas con Morena con miras a desplazar al PRI del edificio de la 22 de Enero, y hasta de una que otra presidencia municipal.
Lo que sigue, y que tiene mucho que ver con el futuro inmediato de la vida política, social y económica de Quintana Roo, derivará de las reacciones y movimientos de la oposición, de la izquierda engañosa y verdadera, de la derecha obstinada en el poder, y del escenario que poco a poco dejará ver sus mejores y peores rostros -según el caso- con el transcurso del tiempo.
Restaría pues invitarlos Estimados Lectores, a no perder de vista este tablero que día con día va moviendo las fichas y se torna cada vez más interesante.