Por Mario castillo Rodríguez
La alcaldesa con licencia violenta las leyes electorales
Surgida de la nada y carente de conocimientos en el oficio político, Trinidad García Argüelles hoy busca otro escenario para incrementar un poderío que ha construido a base de oscuros arreglos como el que le llevó a ser presidenta municipal de lázaro Cárdenas.
Y este no es una opinión meramente personal, pues la mayoría de los habitantes del municipio más abandonado de periferia estatal hoy la señalan como una autoridad municipal intolerancia y soberbia, que no acepta las críticas, lo que ha provocado el descontento generalizado hacia quien a decir de los lazarocardenenses es manipulada por su marido Jocelyn Avila Correa, por cierto otro incómodo personaje al que la sociedad mira como un vividor y un mantenido.
Y para aquellos que por un momento pensaron que su licencia sería el fin de la pesadilla esto solo fue la cereza en el pastel. García Argüelles tiene como único fin extender sus redes de corrupción para llegar al Congreso del Estado y seguir viviendo del erario público, ya que en la política ha visto un negocio por demás redituable.
Es del dominio público que la alcaldesa con licencia llegó al ayuntamiento a servirse con la cuchara grande, y no a servir a la sociedad, su cacareada frase de un compromiso y esfuerzo incansable a favor de los más altos intereses de la sociedad, son tan solo parte de una doble moral tras la que oculta la voracidad de una mujer con inmensas ansias de poder, un poder que logró gracias a su cercanía con el ex gobernador Félix González Canto, cercanía que le fue muy criticada y cuestionada dado los dotes “Don Juan” que se le conocen al ex mandatario estatal, solo ellos dos saben qué tipo de arreglos habrán tenido y bajo qué techo fueron establecidos.
Lo cierto es que hoy, Triny, como le conocen coloquialmente, sigue mantenido el control del ayuntamiento lazarocardenense, y el alcalde interino José Arnulfo Bacelis Ordaz, no es más que un títere de la astuta dama.
Mucho se rumora también que en este proceso electoral en el que García Argüelles compite como candidata por el Distrito XV, se han cometido todo tipo de arbitrariedades por la incómoda candidata, quien ha hecho uso de recursos provenientes de fuentes ajenas al partido –léase desvío de recursos en Lázaro Cárdenas-, para comprar voluntades y conciencias que el próximo 7 de julio se transformarán en sufragios.
Se dice que oculta bajo las sombras de la noche, la alcaldesa con licencia opera cual fantasma para favorecer a la fórmula en la que ella y su “peón” Elber Caamal May, por cierto otro perfecto desconocido y desertor de las filas priistas, buscan descarrilar a la maquinaria priista para continuar con la estela de corrupción y desgobierno en la que hoy se encuentra sometido uno de los municipios más abandonados de Quintana Roo.
Estas oscuras acciones que violentan las leyes electorales no son más que producto de la desesperación ante el temor de que el PRI regrese a la presidencia municipal de Lázaro Cárdenas, y tanto ella como su camarilla de vivales sean desplazados de Palacio Municipal y salgan a relucir los oscuros manejos que han dado cuentas de un municipio saqueado y por demás empobrecido.
Lo que nos queda claro es que los panistas no solo han demostrado su falta de oficio político y su carencia de vocación de servicio, sino que reconocen con su actuar irregular que han gobernado con alevosía y ventaja, y que sus errores y falta de capacidad de gobernar solo pueden borrarla de la mente de los lazarordenenses comprando votos y, desde luego, medrando con el hambre y la miseria de un pueblo que ya no necesita más gobernantes mediocres y voraces, sino de autoridades con capacidad de respuesta, que den solución a sus añejas demandas y logren mejores niveles de vida para todos y cada uno de los habitantes del municipio.
No hay que desviar la mirada del actual proceso, ya que a poco más de la mitad de la campaña, se dejan ver los golpes bajos, las tranzas y valemadristas de aquellos que buscan en la política una vida más cómoda, y no así la oportunidad de servir a sus paisanos y dejar huella para la historia futura.