Chetumal.- Dicen que todos los panteones tienen su historia y el de Chetumal no es la excepción.
El histórico Panteón Municipal en Chetumal se encuentra asentado en un espacio de dos hectáreas y está conformado por cuatro mil 500 tumbas y más de 15 mil cuerpos.
En sus 80 años de historia en este lugar se conjugan gestas heroicas y el recuerdo del paso de huracanes.
En el cementerio descansan los restos de la mayoría de hombres y mujeres que fundaron este municipio y cuyas acciones quedaron como lecciones cívicas para las actuales generaciones.
Rubén Hernández Contreras, administrador del panteón, platicó que el cementerio inició operaciones en 1937, pero antes estuvo ubicado en la avenida de los Héroes, frente al Hotel Los Cocos. Fue cambiado de lugar porque la m ciudad crecía y porque el lugar era pedregoso y se dificulta abrir las fosas.
El entrevistado indicó que en 1937 iniciaron trasladando los cuerpos.
Los restos fueron exhumados y llevados a un costado del nuevo panteón.
Entre las tumbas más antiguas la mayoría corresponde a gente que llegó de Libia, Líbano, Mérida y Belice.
La exhumación de los cuerpos concluyó a mediados de los 40s.
También fueron trasladadas las cruces, nichos y placas de los difuntos y que hasta hoy perduran con bastante deterioro.
Actualmente, tiene en su interior una capilla “De los Fieles Difuntos”, construida por los trabajadores del mismo panteón y con recursos municipales.
Adentro hay más de un centenar de fallecidos a consecuencia del Huracán Janet en 1955, la peor tragedia ocurrida en Quintana Roo.
Llama la atención la hélice de una aeronave, que hoy decora la tumba de siete personas que partieron a Belice a llevar ayuda médica y víveres; la avioneta se desplomó en 1961.
Pero además, dentro del cementerio se puede encontrar personajes que llaman la atención de los visitantes, por ejemplo la niña del taco, quien en vida llevó el nombre de María del Carmen Rodríguez León, quien murió a la edad de dos años el 21 de junio de 1959. Su tumba de azulejos se adorna de una figura de cerámica con cabello oscuro y piel blanca; siempre tiene juguetes o dulces.
El administrador del panteón relató que entre más de cuatro mil y está la de doña María Chun, o la China, quien murió el 19 de septiembre de 1966. En la tumba se observa un busto que, según cuentan, fue mandado a hacer por ella misma, precisamente para la que sería su última morada.
Otras historias son las del Subteniente López, es decir Rosalino López, quien fue un militar oriundo de Payo Obispo y que fue fusilado en el antiguo panteón de Chetumal.
Otra morada llamativa es la del soldado decapitado, cuyo nombre fue José Higinio Merced Franco, originario de Celaya, Guanajuato.
Él fue cabo del Ejército Mexicano y se encontraba en la capital de Quintana Roo cuando en la madrugada del 28 de septiembre de 1955 pasó el huracán “Janet”.
Esa fecha los vientos elevaron por los aires una filosa lámina que infortunadamente se fue sobre el joven militar de 30 años.