Balanza
Por Mario Castillo Rodríguez
El PRI no paga cuota de género en las candidaturas a presidencia municipales
La decisión del PRI de bajar de la candidatura por el XV Distrito a Mario Castro Basto para dársela a Marybel Villegas Canché, cumple satisfactoriamente con el fallo del Tribunal Electoral de Quintana Roo (Teqroo), que exige el equilibrio de género en las candidaturas, pero no es más que una simulación al compromiso de dar espacios a la mujer en los cargos de elección popular.
La realidad es que el machismo del tricolor se hizo presente en este proceso ya que las féminas solo fueron acomodadas en las candidaturas a diputaciones y fueron excluidas en la contienda por las presidencias municipales.
Ahora bien, si analizamos detenidamente las damas que han estado al frente de las respectivas presidencias municipales definitivamente no han entregado muy buenas cuentas al Partido revolucionario Institucional. Y antes de continuar con este comentario quiero aclarar que no soy machista, que siempre he estado de acuerdo con el desarrollo de la mujer en todos y cada uno de los espacios de la sociedad.
La primera de la lista es Sonia Magaly Achach Solis, líder vitalicia de la Asociación de Colonos de Cancún, que llegó en alfombra roja a la presidencia municipal de Benito Juárez e hizo del ayuntamiento su caja personal favoreciendo a familiares, amigos y compadres en los cargos públicos. La tranza, el autoritarismo y el tráfico de influencias fueron el sello de su administración, sin pasar por alto la enorme deuda pública que heredo al municipio más importante de Quintana Roo, y que al día de hoy se ha incrementado estratosféricamente.
Rosario Ortiz Yeladaqui no canta tan mal las rancheras en los asuntos de deuda, pues con todo y su carita de “yo no fui”, dejó una deuda cercana a las 23 millones de pesos (pesos más, pesos menos), al municipio de Othón P. Blanco que vinieron arrastrando desde Eduardo Ovando Martínez, hasta los tiempos actuales. Lapso en el que Andrés Ruiz Morcillo se encargó de ponerle la cereza al enorme pastel llamado deuda pública. Hoy como Oficial Mayor del Gobierno del Estado, “Charito” navega con bandera de inocencia como si la historia fuera borrada, y en sus ratos libres cura el estrés en los casinos de la zona libre de Belice, “con su propio dinero” obviamente.
Manuela “Wely” Godoy González, también hizo lo propio a su paso por la presidencia municipal de Isla Mujeres y dio cuentas de un ayuntamiento saqueado, favoreciendo a todos y cada uno de sus allegados, entre ellos medios de comunicación que gozaron de jugosos convenios de publicidad durante su administración. Hoy vive refugiada en un rincón de la SEQ donde se gana la vida en forma “honesta” y guarda celosamente en su memoria esa “época de oro” en la que recibió glorias y aplausos a cambio de unas cuantas monedas.
De Cora Amalia Castilla Madrid hay mucho que platicar, pero basta con mencionar que su gobierno fue uno de los más criticados dados los excesos de la ex alcaldesa capitalina. Hizo suyo al municipio de Othón P. Blanco y su administración fue una clara muestra de autoritarismo al estilo Mario Villanueva. El carácter de “Corita” no dejo margen de errores por parte de sus subalternos, pero ella cometió grandes tropezones que repercutieron en el derrotero del municipio capitalino.
A su salida del ayuntamiento también dejó las arcas en números rojos y en el transcurso de los últimos años su figura política ha sido por demás polémica. Su capacidad de orquestar artimañas la colocaron como la preferida del ex gobernador Félix González Canto, de quien fue peón de batallas y comodín en los cargos públicos a los que era asignada por el ex mandatario.
No hay que olvidar que Castilla Madrid no fue tan leal con su amo, en varias ocasiones quiso “medirle el agua a los camotes” y desde luego, siempre “le salió el chirrión por el palito” pero eso le permitió negociar, porque si para algo es buena la señora es para negociar, ya que eso deja muy buenas ganancias económicas e importantes posturas. Entre ellas la diputación local a la que aspira llegar por la vía plurinominal.
La última de la lista es Edith Mendoza Pino, una mujer que no tuvo empacho en su voracidad, que fue tan grande su valemadrismo y jamás escuchó consejos. La ex alcaldesa de Tulum, quien dicen las malas lenguas llego a la presidencia municipal con intercambios de alcoba, hizo caso omiso de los llamados de atención, incluso se paso por alto las decisiones del Gobernador Roberto Borge Angulo, siempre estuvo rodeada de un grupo de mediocres y vivales que en afán de llevar agua a su molino hacían fiesta a los errores de guerrerense para desviar su atención y jamás le hicieron ver su realidad.
El costo fue muy grande, tan grande como la tranza que hizo al noveno municipio de Quintana Roo por más de 50 millones de pesos y que hoy le mantiene tras las rejas olvidado por aquellos que durante su efímero tiempo de gobierno también se llenaron las bolsas y hicieron gala de los abusos del poder pero a los que más tarde que temprano los alcanzará el brazo de la ley para hacer compañía a la dama vulgar y prepotente que jugó “con Sansón a las patadas” y sucumbió ante la ambición. Dicen por ahí que “quien no tuvo y llega a tener, loco se puede volver” y así fue, la locura invadió a la ex alcaldesa que concibió orgías en las arcas municipales e hizo derroche de un dinero que no era suyo. Hoy la sombra le cobija y su futuro legal continúa siendo incierto.
Así las cosas, las damas tricolores no han entregado buenas cuentas al partido cuando han estado en la presidencia municipal, y desde luego, han quedado mucho a deber a la sociedad que les dio su voto de confianza. Pero ¿Acaso “los hombres del PRI” han tenido un buen desempeño como presidentes municipales? ….Ahí se los dejo de tarea.