Sindicato Único de Choferes Automóviles de Alquiler
No cabe duda que los taxistas del Sindicato Único de Choferes Automóviles de Alquiler (Suchaa) no saben elegir a sus dirigentes, una tras otro de los elegidos sólo llegan a saquear a ese ya muy manoseado sindicato, al que todavía, aunque no lo crean, se le puede sacar mucho jugo.
Resulta que el famoso Chihua, apenas comienza y ya les volteó la espalda a los conductores que lo apoyaron para llegar a la dirigencia. Me explico, el priista Sergio Cetina mejor conocido como “La Chihua” prometió apoyo a los conductores de radio taxis que recién dejaron la “terminal vieja” ubicada en Mahatma Gandhi, entre 16 de Septiembre e Hidalgo, para pasarse a las nuevas instalaciones de Cristóbal Colón, entre Madero y Morelos.
Pues bien, el apoyo consistía en que los conductores de radio taxis “se pusieran al día” con el pago de cuotas. Sin pensarlo dos veces, los aproximadamente 150 choferes hicieron efectiva la instrucción de su nuevo dirigente. Ya pusieron todo al día y ahorita que necesitaban apoyo para un clima para su nueva oficina los mandó lejos.
Pero lo peor no es eso, sino que el cínico dirigente obliga a los radiotaxistas a pagar cinco mil pesos de energía eléctrica y ocho mil pesos de luz, en promedio, gracias a que La Chihua solicitó computadoras a crédito, cuyo costo será cargado al número telefónico de los choferes de ese grupo. Sigan votando por dirigentes que más que chihuas resultan unas verdaderas rémoras.
Bachilleres
Todo apunta a que el 2017 la directora general de Bachilleres, Ana Isabel Vásquez Jiménez, lo iniciará con un conflicto en el plantel de Carlos A. Madrazo. Es un problema añejo pero ya demanda una solución antes de que se den situaciones que podrían empañar los esfuerzos que se realizan para tener mejores planteles y destacados alumnos. Resulta que doña Adriana Herrera tiene, desde hace 20 años, la concesión de la tienda escolar, pero nadie entiende cómo duró tanto tiempo atendiendo a los alumnos, cuando todos se quejaban de su comida sin sabor. Esa situación orilló a la autoridad del plantel a darle cabida a una vendedora alterna conocida como Juanita, quien por fuera, pero pegadita a la malla entregaba pedidos a los alumnos que preferían su comida.
En octubre pasado, se abrió la licitación para otorgar la concesión del comedor y sólo estas dos mujeres (Adriana y Juana) se interesaron y cumplieron con los requisitos. La junta escolar decidió otorgarle a la segunda la concesión. Adiós Adriana.
Pero ahora Adriana no quiere salirse, con el argumento de que ella “permitió” que durante ocho meses Juana vendiera comida a las puertas de ese plantel y que ahora en estricta justicia, deberán darle permiso a ella de seguir vendiendo en las instalaciones del comedor.
En eso está trabado el conflicto. Nadie sabe quién va a pagar la renta de este mes. Una no quiere salirse, la otra no puede entrar, pero los únicos afectados son profesores y alumnos que conforman la comunidad escolar de este plantel ubicado a poco más de 25 kilómetros de Chetumal.