Por Mario Castillo Rodríguez
Chetumal.-Dicen el viejo y conocido refrán ‘para que la cuña apriete, ha de ser del mismo palo’, frase que encaja a la perfección en la Secretaría de Desarrollo Social e Indígena, donde está por verse uno de los choques más esperados entre dos féminas de la política quintanarroense que ‘se mastican, pero no se tragan’.
Y es que tanto la ex diputada federal Lizbeth Gamboa Song, como la ex titular del Instituto Quintanarroense de la Mujer, Blanca Pérez Alonso, pertenecen no sólo a grupos distintos, sino a ideales que jamás coincidirá pues claro está, ‘agua y aceite no se juntan’.
Es del dominio público que el carácter de “Blanquita”, ha merecido el desprecio de las mujeres que conforman la clase política local y estatal, incluso el mismo personal a su cargo ha sido presa de sus constantes altibajos emocionales y del acoso que acostumbra ejercer hacia sus subordinados.
Comportamiento que le ganaron su exilio del IQM, y el que sea refugiada en la Subsecretaría de Desarrollo Indígena, lugar donde también ha hecho uso de característico y “ejemplar carácter”, y donde se verá las caras frente a frente con su nueva jefa, Lizbeth Gamboa Song, quien fuera nombrada este martes como Secretaria de Desarrollo Social e Indígena en Quintana Roo.
Sin embargo, “La China” no es una ‘blanca palomita’ como aseguran aquellos que le rodean y conocen a la perfección, ya que también son conocidos sobre manera los acostumbrados arranques que le han dado fama entre el conjunto político-femenil estatal.
Así es, ‘se armó la rosca, dijo la mosca’, y si lo que se esperaba en la Sedesi era un cierre espectacular, lo que se verá es mucho más que eso, pues difícilmente ambas damas encontrarán la manera de llevar el rumbo de dicha dependencia sin que una se sienta sometida o desplazada por la otra.
Pero mientras todo eso sucede, el tiempo transcurrirá –sin duda- viendo como ambas resuelven sus diferencias, viendo como” La China” Gamboa Song, se postra como la ‘horma del zapato’ de Blanca Pérez Alonso; mientras la Sedesi pierde el rumbo –más de lo que ya- precisamente al cierre de la administración estatal. Es decir, ‘El hilo, la aguja y la que la rempuja’, dice también otro famoso dicho popular.