* La sociedad quintanarroense no olvida su participación en el saqueo de las arcas estatales, en el sexenio pasado
Por Mario Castillo Rodríguez
Una vez concluido el ritual de la acostumbrada simulación de rendir cuentas a la sociedad, los 10 presidentes municipales de Quintana Roo inician su segunda etapa al frente de sus respectivos ayuntamientos. Empero, es imposible pasar por alto que algunos pasaron la prueba con calificaciones favorables, otros de panzazo, y el resto concluyó su primer lapso con aberrantes resultados.
Así es, aberrantes resultados que de entrada impactan negativamente en el desarrollo de sus demarcaciones, y que desde luego dejan mal parados a sus padrinos políticos, quedando mal también con el que lleva las riendas de la Entidad en el ramo de la administración pública.
Y es que para nadie es secreto que cerca de la mitad de los actuales alcaldes recibieron la venia gracias a los tradicionales acuerdos bajo la mesa, y desde luego, no gozan de la simpatía del jefe político en turno, por lo que en la omisión y desgobierno de sus respectivas gestiones municipales, le abonan a la distancia con el de arriba.
Sin duda, la lectura recurrente en la mayoría de los pasados informes municipales fue la falta de recursos, el aprieto de cinturones para ¿lograr la meta?, y la culposa mención del antecesor que a su salida cargo hasta con las cortinas.
No obstante, hubo también quien hizo uso de la frase “entre gitanos no nos leemos la mano” o “aquel que esté libre de pecado que arroje la primera piedra”, y en esta última encaja perfectamente el edil cozumeleño Fredy Efrén Marrufo Martín, quien evidentemente carece de calidad moral para poner en tela de juicio la deplorable actuación del defenestrado Aurelio Joaquín González.
Habría que recordarle al ex secretario de Hacienda que la sociedad quintanarroense tiene muy en claro su participación en el saqueo de las arcas estatales durante el pasado sexenio que encabezara el “magnánimo y derrochador” Félix González Canto.
Para él eso es cosa del pasado, pero su irresponsable proceder impacta, y por mucho, en el desarrollo presente del gobierno estatal, pues la estratosférica deuda que el hoy alcalde avaló limita a la actual administración no sólo a transitar con paso lento ante la falta de recursos, sino que dejó comprometidos los dineros del pueblo quintanarroense para los próximos 20 años, sino es que más. Y lo más lamentable, orilló al gobierno en turno a tomar medidas extremas como la reingeniería.
Así es, Fredy Marrufo tuvo tanta culpa en el descomunal saqueo como la tiene el propio Senador por Quintana Roo. Y aun así, el hoy alcalde cozumeleñose mofa de ser un dechado de transparencia, de ser celoso guardián de los dineros públicos, cuando incluso como tesorero de la administración municipal 1999-2002, que por esos tiempos también encabezó Félix González; hizo y propició el uso indiscriminado de los recursos del erario cozumeleño para favorecer los caprichos y aterrizar las ambiciones de su tutor político, y para llevarse a la bolsa la buena tajada que por ende le correspondía.
Con lo antes expuesto, Marrufo Martín no puede ni debe darse baños de pureza, mucho menos colgarse méritos que no son suyos, tal y como lo hizo en la pasada lectura de su informe donde destaco los logros alcanzados en materia de Seguridad Pública, y la remodelación del parque Juárez.
Es del dominio público que ambas acciones son producto de la intervención de la mano del gobierno estatal, ya que el colmilludo munícipe difícilmente logra pagar las quincenas al personal del ayuntamiento que preside.
Es tan notorio que el ex titular de Hacienda no puede con el paquete; que no es lo mismo gobernar con las arcas empobrecidas, que derrochar y comprometer los dineros estatales a diestra y siniestra.
Y por si fuera poco, Marrufo Martín ha deja ver sus ambiciones de ser diputado federal, incluso de llegar a la silla mayor del Gobierno del Estado. Habría que recordarle al frívolo edil, no sólo que la sociedad no olvida, sino que para llegar a cualquiera de esas posiciones primero deberá superar dos grandes aduanas, la del Gobernador del Estado, y la del Presidente de la República.
Vaya que hay mucha tarea por hacer; difícilmente el edil cozumeleño alcanzará un “6” en esta prueba de fuego, porque si a él ya se le olvido, a los quintanarroenses todavía nos queda presentes que él fue aval en el saqueo cometido por Félix.