Absolutamente de nada sirve a Filiberto Martínez Méndez fungir como diputado quintanarroense por segunda ocasión, ya que continúa actuando con soberbia y ajeno al sentir de sus representados, como se observó el pasado fin de semana cuando no acudió a la elección del diputado infantil en su distrito electoral.
Aun cuando el malogrado político chiapaneco siempre ha calificado como una “vacilada” la realización del parlamento infantil, que en los últimos años organiza el Congreso del Estado con motivo del día del niño, era su responsabilidad ayudar a la organización y elegir a su “diputadito” y no desatenderse por completo como lo hizo.
A Filiberto Martínez debería caérsele la cara de vergüenza -aunque dudamos que conozca semejante virtud-, que haya sido el alcalde de Tulum, David Balam Chan el encargado de seleccionar al ganador del certamen “diputado por un día”, porque tal evento forma parte de una de sus escasas obligaciones morales que tienen ante sus representados.
Y mucho peor debería sentirse Martínez Méndez -a quien sus adversarios políticos, que por cierto no son pocos, lo apodan el “enano farsante”-, al saber que uno de sus colegas en la XIV Legislatura, el diputado plurinominal, Emilio Jiménez Ancona, “sacrificó” parte de su valioso tiempo para elegir al diputado infantil del municipio de Kantunilkin.
Cuánta razón tenían los miles de quintanarroenses -los que radican en Playa del Carmen y Riviera Maya- que desde un principio se opusieron para que Martínez Méndez alcanzara la candidatura del PRI a la diputación del VIII Distrito Electoral, porque en verdad el ex alcalde de Solidaridad le importa un bledo las necesidades de su pueblo.
Como chetumaleño, no se diga como quintanarroense, me llena de rabia que citado diputado -quien carece de tablas políticas porque hasta la fecha no ha propuesto ninguna iniciativa durante su paso en la XIV Legislatura-, no estuviera presente en el evento donde Shirley Daniela López Custodio resultó electa como diputada infantil.
Pero en fin, lejos de su cuestionada carrera política, la cual se ha visto envuelta en señalamientos de corrupción, principalmente cuando fungió como presidente municipal de Solidaridad, Filiberto Martínez debería preocuparse por atender a sus representados o a cualquier quintanarroense que solicite su apoyo.
Quizá estemos equivocados, pero no se puede descartar que la tenacidad de Martínez Méndez por “comprar” o “negociar” la candidatura de la diputación haya sido más por gozar del famoso fuero constitucional y evitar “desaguisados” legales, que por ser la voz legislativa de los playenses y tulumnenses.
De lo que creemos no estar equivocados es en el futuro político del multicitado legislador, ya que está destinado a seguir viviendo entre la densa niebla, en el mismo terreno donde quien mece la cuna es el “Gato Félix”.