Por: Jesús Amador
Chetumal- El problema del transporte público en Quintana Roo es sin duda uno de los grandes pendientes que deberá resolver el gobierno de Carlos Joaquín González, principalmente en que existe en los sindicatos de taxistas quienes cobijados por el Frente Único de Trabajadores del Volante (FUTV) y grupos políticos han roto reglas e impuesto su ley en detrimento de los usuarios
Desde hace días se perciben conatos y es casi seguro que en los próximos meses estalle la “bomba de tiempo” que desde hace décadas tiene encendida el transporte público en Quintana Roo y en ninguno de las posibles escenarios se observan beneficios a los verdaderos trabajadores del gremio, incluso, en el mejor de los citados -si es que la próxima administración estatal en verdad pretenda desligarse del monopolio-, los trabajadores del volante estarían en riesgo de perder su patrimonio.
Vale la pena recordar que desde finales del sexenio del ex gobernador, Mario Villanueva Madrid la lucha o pugna por el control de las famosas “placas de taxi” tomó fuerza, y en buena medida todo se debió a que el ex director de transporte de la SINTRA y su primo-hermano, Efrén Villanueva Madrid, en aquel entonces líder del SUCHAA y del FUTV, repartieron a diestra y siniestra concesiones afectado a los verdaderos operadores de taxis, es decir, a socios, socios-ayudantes y a los famosos “martillos”
En los primeros meses de la gestión de Joaquín Hendricks Díaz, a través de su secretario de gobierno, José Irabien Medina y el subsecretario, Manuel Valencia Cardín, recogieron varias concesiones cuyos “dueños” nunca aparecieron simple y sencillamente porque no eran trabajadores del gremio sino recomendados del ex mandatario Villanueva.
Tal situación permitió conocer a fondo la facilidad con la cual se entregaban las concesiones de las placas de taxi y hacerse pública la podredumbre como se manejan los poderosos sindicatos de taxistas de Chetumal, Playa del Carmen, Cozumel y principalmente Cancún.
Pero la suciedad como operaban estos grandes monopolios del transporte sólo sirvió de morbo porque nunca, hasta el día de hoy, se ha logrado transparentar la entrega de las concesiones de las placas de taxi.
Durante la IX legislatura del Congreso del Estados diputados del PRD, Herbert Carrillo Ruíz e Isauro Pool, intentaron reglamentar la entrega de las concesiones de transporte público (placas de taxi, combis, rutas foráneas, rutas turísticas y peseras) pero tal petición nunca progresó, sigue durmiendo en la “congeladora” de Punta Estrella.
En ninguno de los últimos tres sexenios (Joaquín Hendricks, Félix González y Roberto Borge) se vieron intenciones de legitimar la entrega de las concesiones de placas de taxi, los citados siguieron con la mística de entregar a sus incondicionales y a algunos socios-martillos que demostraron haber dejado más de la mitad de sus “naylon” en el asiento de su taxi.
En los últimos años las pugnas entre socios ha sido la constante en los principales sindicatos de taxistas de Quintana Roo, simple y sencillamente porque la mayoría de estos rijosos han visto que quienes acceden al poder sindical han asegurado su vida y la de su familia aun cuando siempre ha sido en detrimento del gremio ruletero.
Hoy en día la situación al interior de los sindicatos de taxistas de Quintana Roo no está para experimentos y el riesgo de una trifulca se encuentra latente en cualquiera de ellos porque las reglas del poder han cambiado, ahora el tutor del FUTV (el PRI) ya no ostenta el poder del gobierno del Estado.
Tal situación deberá ser analizada a fondo por la siguiente administración estatal y aunque ninguno de los caminos a seguir es fácil, tendrá que tomar una decisión.
a.- Mantener las cosas como están donde el gobernador en turno siga autorizando la entrega de concesiones.
b.- Dejar que los sindicatos decidan, mediante un aval de mercadeo, a quienes, a cuantos y cada cuando, entregar las concesiones.
c.- Acabar con la entrega de concesiones y crear la figura del permisionario.
Ninguno de los escenarios se antoja fácil para el gobernador electo, Carlos Joaquín, pero tampoco se trata de un problema intratable o incontrolable como muchos pretenden hacerlo creer.
Al final de cuentas el servicio de taxi seguirá y únicamente habrá que redefinir reglas operativas y obviamente en las formas de entregar las concesiones o permisos porque la utilizada hasta hoy es muy obsoleta.