Sin temor a la equivocación, en estos momentos en Quintana Roo no existe otra persona más cuestionada que el diputado con licencia, Filiberto Martínez Méndez, principalmente por perredistas, panistas y seguidores de Carlos Joaquín, por el simple hecho de refrendar su lealtad al PRI y al gobernador, Beto Borge.
Quizá nunca en su vida política Filiberto Martínez estuvo sentado en el “sillón de los acusados” como ahora. Hoy lo vivió en carne propia. Hoy es vituperado y tildado de traicionero, por el simple hecho de desmarcarse de un proyecto político y por manifestar que seguirá siendo militante del PRI.
Su anuncio ha generado infinidad de comentarios y seguramente por mucho tiempo seguirá en boca de los quintanarroenses. Obviamente ha recibido respaldo pero también cuestionamientos, pero él estaba consciente de esto y como todo político ya debía previsto estos escenarios.
Hasta cierto punto es obvia la inconformidad de los anti-priístas hacia Filiberto Martínez porque fue de los principales personajes que impulsó la campaña proselitista de Carlos Joaquín González.
Fue él quien coordinaba varios aspectos. Fue él quien movía cuestiones políticas, económicas y de logística del citado equipo.
Filiberto Martínez fue el “comandante en jefe” del grupo de quintanarroenses que apoyaban la causa de Carlos Joaquín. Vale la pena recordar que su amistad nace desde que Carlos Joaquín fue designado Presidente Municipal de Solidaridad y “Fili” fungía como secretario de la comuna. Desde ahí se fraguó la confianza entre ambos.
Hasta hace algunos días Filiberto Martínez creía en el proyecto político de Carlos Joaquín. Incluso tuvo la honestidad de dejar su curul en la XIV Legislatura del Congreso del Estado para abocarse de lleno a la encomienda.
El Chiapaneco de nacimiento pero quintanarroense por estadía siempre se comportó fiel a la causa. A pesar de incontables invitaciones de otros grupos políticos nunca abandonó el proyecto.
Pero las cosas cambiaron cuando Carlos Joaquín decide salirse del PRI, es en ese momento que Filiberto Martínez marcó un alto en su andar. Se detuvo en seco para anunciar, cómo debe hacerlo cualquier político convencido de sus ideales, que abandonaría citado proyecto político. Que entre sus planes a corto, mediano y largo plazo no está contemplado salirse del PRI.
Y es justo ahora cuando vale la pena medir la coherencia de políticos como Filiberto Martínez Méndez, quien está consciente que toda su vida política se la debe al Revolucionario Institucional.
A través de este partido político ha logrado servir a los solidarenses (como Presidente Municipal) y a los quintanarroenses (como diputado de la XII y XIV Legislatura).
Insistimos, hoy el nombre de Filiberto Martínez se encuentra en boca de miles de personas, muchas de estas seguirán cuestionando pero también otro tanto aplaudirá su valentía por hacer público su lealtad hacia el PRI y el gobernador, Betoborge.
Lo único cierto es que la historia dará a Filiberto Martínez el lugar que se merece, mientras tanto habría que pedirle a varios de los “grillos” baratos, de los “doble cara” y a los vividores, que sigan el ejemplo del buen Fili y se quiten la máscara porque Quintana Roo se lo merece.