Anwar Moguel
A más de un año del próximo proceso electoral federal en el que estarán en juego tres diputaciones federales, el partido hegemónico en Quintana Roo, el PRI, está desplegando una estrategia política que garantice un triunfo contundente a sus candidatos, sin importar quienes sean.
Las lecturas de los movimientos políticos en los últimos días son más que claras. Por lo que se puede ver, la estratagema del Tricolor se divide en, por un lado, posicionar la imagen de sus posibles candidatos entre la población –sobre todo entre la gente más pobre y manipulable- mientras que, por debajo de la mesa, empiezan a eliminar las piezas opositoras que les pudieran causar el menor problema.
Y es que la fuerza del PRI no radica en sus candidatos, pues la terna que presentaría y que prácticamente ya arrancaron una adelantadísima campaña son los diputados locales José Luis “Chanito” Toledo, Arlet Mólgora Glover y Berenice Polanco Córdova.
Con la excepción de “Chanito” Toledo quien si mostró tener arrastre como producto electoral, las diputadas Berenice Polanco y Arlet Mólgora no ganarían ni elecciones para jefas de grupo en cualquier secundaria, por lo que su éxito depende totalmente de la poderosa estructura y los cuantiosos recursos económicos del Tricolor.
Por ejemplo, en Chetumal, Arlet Mólgora solo es conocida en los círculos de la socialité capitalina, pues no se pierde ninguna celebración ni evento social de “alta alcurnia”, queriendo pertenecer a un mundo en el que es relativamente nueva.
De hecho la legisladora chetumaleña debería estar muy agradecida por el reciente escándalo desatado por una nota periodística de Taxi Vigía, que detonó con furia en las redes sociales. ¡Al menos la pusieron en el mapa!, y ya se sabe, publicidad buena o mala, no deja de ser publicidad.
Sin embargo es muy fácil palpar la realidad. Basta con hablar con los habitantes del Distrito I en Chetumal y hacerles una simple pregunta: ¿sabes quién es la diputada que te representa en el Congreso local?
Los resultados son sorprendentes; a pesar de la intensa campaña que realizó Arlet Mólgora para llegar al Congreso es una total desconocida. Más del 90 por ciento de sus representados no tienen idea de quien es ni de cómo se llama.
Sin embargo hasta el momento es Arlet la que ya palomeó el partido para competir por la diputación federal y los demás, como soldaditos, tienen que alinearse. El mismo Pedro Flota Alcocer, quien debe estar herido en su orgullo por ser relegado de sus aspiraciones para favorecer a una cara joven y bonita, ahora está obligado a operar para darle el triunfo a su paisana.
Ahora, aunque se pudiera pensar que la estructura y el dinero deben bastar para que Arlet o cualquier candidato que lance el PRI gane la contienda, en el Tricolor juegan a la segura, por lo que al parecer han desplegado una amplia acción para maniatar a la oposición desde ahorita.
El PRI sabe usar el poder, y en un estado donde controlan en su totalidad los tres poderes, no van a ceder ni un ápice para que la golpeada oposición pueda maniobrar.
Por ejemplo, en el norte una de sus amenazas sería el ex alcalde perredista de Cancún, Julián Ricalde Magaña, quien goza de cierta popularidad gracias al tiempo en que estuvo al frente del Ayuntamiento.
Para sacarlo de la jugada el PRI va a utilizar el as bajo la manga de su cuenta pública del 2012, que casualmente en estos momentos está siendo revisada por la Comisión de Hacienda del Congreso local, integrada por puros priistas y aliados, incluyendo a los posibles candidatos “Chanito” y Arlet.
Y es claro que Ricalde Magaña no va a salir bien librado de esa revisión, porque de que hubo manejos turbios en su gobierno, los hubo, sobre todo porque estamos hablando de un municipio donde se manejan miles de millones de pesos y que soportó financieramente la estructura estatal del PRD durante los últimos años.
El bigotón perredista solo tiene dos opciones: enfrentar un destino con consecuencias legales –y tal vez hasta la cárcel-, o doblegar sus manitas y negociar con el PRI la entrega tácita del Sol Azteca, que enviaría puros bultos a competirle a los priistas.
Por otro lado en el sur del estado, donde el PRD está muerto, el PRI ya le tendió la cama a dos posibles competidores de Arlet, sacándolos del tablero de ajedrez aprovechando el lamentable asesinato del regidor capitalino Marco Antonio Molina May.
Por supuesto que no me refiero a Hernán Villatoro Barrios, líder estatal del PT, sino al ex diputado del mismo partido, Mauricio Morales Beiza, quien si cuenta con algo de capital político ganado a pulso, sobre todo en el municipio de Bacalar.
Y aunque su nombre se ha barajeado en el caso del crimen por los conflictos que tuvo en vida con el extinto concejal, aún no ha sido acusado de nada, quizá porque no hay elementos en su contra.
Sin embargo el golpe está dado y la muerte de Marco Molina May dañó severamente la imagen de este instituto político, que en realidad es el único que podría darle algo de batalla a Arlet Mólgora en Chetumal; como antecedente están las pasadas elecciones federales, donde Mauricio Morales quedó en segundo lugar en las votaciones, detrás de Raymundo King de la Rosa.
Todo indica que Morales Beiza no participará en las elecciones del 2015, dejando su lugar a algún desconocido sin ninguna posibilidad de triunfo.
¿Y el PAN? Del PAN ni hablar; no cuentan con cuadros políticos que pudieran hacerle tan siquiera cosquillas a los priistas.
La única batalla para los priistas estará dentro de su partido, en el proceso interno; los candidatos que finalmente sean nombrados ganarán sin discusión, así sean políticos de poca monta y escasas tablas, como Arlet Mólgora y Berenice Polanco.