Por Salvador Pérez Hernández.
Chetumal.-Hoy partieron de regreso a Los Estado Unidos, parientes con esa nacionalidad que nos visitan regularmente, con quienes pudimos convivir e intercambiar experiencias, a quienes extrañamente les son indiferentes los dichos peyorativos del magnate Donald Trump, aunque a los inmigrantes ilegales de origen mexicano si debería preocuparles y a los mexicanos que radicamos en nuestro país también, por lo que debemos escuchar y analizar ese discurso; racista con acentuada tendencia fascista, dadas las afectaciones que en un futuro podrían desencadenar en el trato hacía los connacionales.
El racismo, especialmente en los Estados Unidos se ha disparado dramáticamente, y durante este 2015 han sido asesinadas cientos de personas por odio racial, homicidios realizados tanto por la policía como por pistoleros solitarios, entre los casos más conocidos destacan el asesinato de Walter Scott; un hombre negro desarmado en North Charleston a manos del policía Michael Slager y la matanza de nueve personas en Charleston; Carolina del Sur, a manos de Dylan Roof, quien afirmó que pretendía iniciar una guerra racial.
La flama del racismo se encuentra alimentada por un odio hacia los inmigrantes ilegales, a los que se les acusa de la pérdida de empleos bien remunerados, la perpetración consuetudinaria de delitos, introducción de enfermedades y adulteración de la cultura americana, odio amplificado con una retórica fascista, como la utilizada por Donald Trump donde los enemigos del estado son los inmigrantes ilegales mexicanos, que del mismo modo que hizo Hitler con las minorías étnicas, a las que aplicó una solución final, podría desencadenar soluciones finales contra los inmigrantes indocumentados mexicanos, que hoy día suman más de 5 millones.
Es de llamar la atención que este personaje político que pretende nominar como candidato del Partido Republicano a la Presidencia de los Estados Unidos, haya iniciando esta competencia con ataques racistas de manera sistemática hacía los mexicanos, a quienes presenta como enemigos del estado estadounidense; acusándolos de “Corruptos, delincuentes y violadores”, estereotipando al mexicano como traficante de drogas, actitud xenofóbica que le ha permitido liderar las encuestas del Partido Republicano, conformado por un electorado conservador con reminiscencias del Sur Esclavista, con sentimientos exacerbados por el miedo y frustración por las expectativas no cumplidas, buscando chivos expiatorios, que Donald Trump encontró en los mexicanos.
Donald Trump comparte los sueños de grandeza de líderes fascistas como Benito Mussolini y Adolf Hitler, visiones que se abanderan en el eslogan de “Convertir a Estados Unidos en un gran país otra vez”, del mismo modo que Adolfo Hitler idealiza la construcción del Tercer Reich (Gran Imperio Alemán), estos sueños de grandeza generan gobiernos caracterizados por su racismo hacía las minorías étnicas, llámense judías, polacas o mexicanas, y que en el caso hitleriano; las minorías étnicas fueron perseguidas y asesinadas, para dar paso a una supuesta raza primigenia.
La sociedad y en especial a los actores políticos deberán tomar medidas a nivel internacional; solicitando, la tolerancia y respeto hacia los mexicanos, para frenar la retórica neofascista de Donald Trump, que de manera premeditada e irresponsable pretende inflamar el odio racial ya existente, apelando a la frustración de los sectores conservadores en el vecino país del norte, promoviendo el odio hacia los inmigrantes ilegales de origen mexicano, y que de continuar con su alevosa campaña de odio racial, podría llegar a la presidencia de los Estados Unidos, con la consiguiente afectación de los grupos minoritarios.