En política no existe casualidades solo acciones premeditadas como las que lleva a cabo el alcalde electo de OPB, Eduardo Espinosa Abuxapqui, mismas que son suficientes para mal pensar que su excelso “olfato político” cuenta con el visto bueno del grupo en el poder o, simple y sencillamente, comenzará a tambor batiente su segundo periodo como presidente municipal de la capital de Quintana Roo.
Aun cuando decenas de ciudadanos aseguran que las acciones emprendidas por Eduardo Espinosa en los últimos días solo forman parte de su responsabilidad que comenzará a finales de septiembre próximo, los politólogos señalan lo contrario y resumen que el ex presidente de la Gran Comisión en la actual legislatura cuenta con la “bendición del altar mayor” para moverse desde ahora para continuar figurando en la lista de los candidateables del PRI a la gubernatura en el 2016 o se trata de su “experiencia política” para revertir la precaria situación de la mancha urbana chetumaleña.
Y vaya que existen muchos motivos para “mal pensar” que Espinosa Abuxapqui se ha convertido en el “gallo tapado” de la dupla Félix González Canto-Roberto Borge Angulo, porque en primera instancia es el único político del sur con popularidad para ser considerado adversario para Carlos Joaquín González, la contraparte del grupo en el poder que continúa con sus aspiraciones de gobernar la entidad.
En principio, porque Espinosa Abuxapqui tiene luz verde para buscar proyectos y recursos en la esfera nacional, cuenta con el vobo para contactar a políticos de la localidad incrustados en dependencias federales.
Además, una cosa que llama mucho la atención de la población, politiquillos y grupos económicos, es que Espinosa Abuxapqui puso de manifiesto su liderazgo y, sacó a relucir su experiencia política al convocar a un pacto regional con los alcaldes electos de Bacalar, José María Morelos y Felipe Carrillo Puerto.
Obviamente cuenta con el respaldo de Alfredo Contreras Méndez, Juan Manuel Parra López y Gabriel Carballo Tadeo, porque, al igual que los presidentes municipales de Lázaro Cárdenas (Luciano Cimá) y Cozumel (Freddy Marrufo), todos estuvieron bajo el manto protector de Espinosa Abuxapqui cuando fueron diputados en la décima tercera legislatura del Congreso del Estado.
Esta razón, al igual como otras en que ha avanzado, permiten vaticinar que el alcalde electo de Othón P. Blanco sabe a qué juega, pero también se percibe que Espinosa Abuxapqui está consciente que sólo con trabajo, lealtad y compromiso continuará en el ánimo de quienes deciden los destinos de Quintana Roo.
Y ha dejado muestra de trabajo, compromiso y lealtad, esta última bien recordada porque a principios del 2011 declinó de su aspiración por alcanzar la nominación del tricolor a la gubernatura y se unió a la campaña de Roberto Borge Angulo, hoy el gobernador de la entidad.
Quizá no sea línea del “number one”, pero mientras otros politiquillos del sur nada de muertito para sobrevivir, Espinosa Abuxapqui continúa su andar, asume y cumple retos que tiene frente.
Bien dicen que en política no entras, te meten y no te sales, sino que te sacan, entonces habrá que ver el futuro que depara a este master de la grilla que sus detractores dieron por muerto desde hace tres años.