COLUMNA FE DE ERRATAS
Mario Hernández
En un ejercicio de romper la solemnidad, como bien aconseja el autor del libro “La CIA en México” —sin aludir a la Cofradía Imperial de Amanuenses, sino a la Agency Center of Intelligence— si un maestro de pintura dejara de tarea plasmar en un lienzo a ciertas direcciones de comunicación social, un servidor llevaría un cuadro con dos camas perezosas, roncando en cada una de ellas, cual si estuviesen en un trote pítico, dos personas con antifaz.
O en su defecto, a un ejidatario que viene de una remota comunidad colindante al Punto Put—en la línea fronteriza de los estados de Campeche y Quintana Roo—, en busca del jefe de prensa de equis dependencia, para pedir información sobre programas de financiamiento, ¿dónde podrá hallarlo: en el edificio de la institución o en las oficinas del periódico El Guasón, ubicado la colonia Batman?
Quizá algún ciudadano inteligente, ducho en pistas galácticas, le indique que vaya a buscarlo al aeródromo de Chetumal, en la cabina de aviadores.
No faltará quien acuda a los tres sitios, pero en ninguna encontrará al invisible director de comunicación social.
A estas alturas, el desconcertado campesino solicitante, con la geografía atarantada por los cuatro puntos cardinales, empieza a dudar de la responsabilidad de ese “jefe de prensa”.
Entonces, como para tener la certeza que tanto esa oficina y el tal comunicador existen, extrae de su morral un periódico anciano. Lo abre, mira la página principal, y justó allí, en el centro de la portada, está un retrato gozoso del titular de la dependencia.
Y es que a eso, para ser preciso, se constriñen las funciones de muchas de las direcciones de comunicación social, que lejos de informar a la ciudadanía y establecer relaciones públicas con la prensa impresa, electrónica y de Internet, son disfrazadas agencias de propaganda de los titulares de las instituciones.
¿Y la ciudadanía?…desinformada por servidores públicos que tienen la teoría de que, además, las direcciones de comunicación social son criptas para enterrar información oficial. (Columna fe de erratas; Mario Hernández)