Por Mario Castillo Rodríguez
Enquistada en la administración pública desde tiempos del negro Joaquín Hendricks Díaz, Cora Amalia castilla Madrid hoy enfrenta una gran lucha contra el tiempo pues su desempeño en el escenario político electoral ya no es igual al de tiempos atrás, o al menos ya no del agrado del “Señor”.
En el olvido ha quedado hoy aquella mujer de carácter, vigorosa, y quien fuera el comodín perfecto del ex gobernador Félix González Canto para orquestar todo tipo de estrategias en busca de obtener victorias o desestabilizar al adversario. Estrategias que le ganaron importantes posiciones en el escaparate político durante el sexenio de González Canto, entre ellas la Presidencia Municipal de Othón P. Blanco, la Secretaría de Gobierno, la Dirigencia estatal del PRI, la Secretaría de Educación y la de Cultura donde vio por truncada una carrera que construyó a base triquiñuelas e intercambios de oscuros favores con el ex mandatario.
Tras las elecciones del 1 de julio del 2012, Cora Amalia Castilla Madrid, quien anduvo en campaña como suplente al Senado de Félix, no regresó al cargo que ostentaba en el gobierno de Roberto Borge en la Secretaría de Cultura, porque fue nombrada “asesora” del mandatario en materia de educación, aun y cuando a su paso por la SEQ no tuvo un desempeño plausible sino por el contrario, su estancia en la Secretaría de Educación fue motivo de rebeldía de la clase magisterial y esto le ganó al mandatario en turno severas críticas e incluso movilizaciones sindicales que le obligaron a remover a Castilla Madrid.
Hoy, como todo aquel político que no goza de la aceptación del Gobernador en funciones, Cora Amalia forma parte del cuerpo de asesores del Gobierno del Estado, destinada al retiro momentáneo o permanente.
No obstante, empecinada en dar continuidad a su cada vez más opacada carrera política, a la ex alcaldesa capitalina se le ve en cada acto del PRI mendigando amor, buscando la foto, regalando abrazos acompañados de esa sonrisa tan falsa que siempre le ha caracterizado.
Y hoy que la maquinaria del PRI se dice lista, cohesionada, fortalecida y con gran entusiasmo para iniciar las campañas electorales, nadie puede negar que al interior del tricolor se está dando una fuerte lucha por las posiciones plurinominales que están estirándose no solo para quienes ya han sido “palomeados por el Señor”, sino para determinar quién ocupará la Presidencia de la Gran Comisión de la XIV Legislatura del Congreso del Estado, en donde el más perfilado es el actual presidente del Comité Directivo Estatal, Pedro Flota Alcocer.
Sin embargo, el líder priista se enfrenta a la resistencia de una ambiciosa mujer como Cora Amalia Castilla Madrid, que busca a toda costa posicionarse como la mera mera del Poder Legislativo, ya que ésta se encuentra en la posición número dos de la lista de plurinominales para que alcancen una curul sin el menor esfuerzo, y su estrategia al hacer acto de presencia en cada reunión del Revolucionario Institucional, es tratar de desbancar a Flota Alcocer en la pesquisa de la principal posición del Congreso del Estado.
La traición y el juego sucio es un terreno que conoce muy bien Castilla Madrid, pues no hay que olvidar que durante la campaña del 2012 trató de iniciar un proyecto político al margen de las decisiones del Gobernador Roberto Borge, y eso le valió su boleto a la congeladora.
La gente no quiere nada con ella, porque si ella carece de memoria el pueblo no, basta con recordarle que como presidenta del PRI estatal en el proceso de 2010 en el que estuvieron en juego la gubernatura del estado, nueve presidencias municipales y las 15 diputaciones, su desempeño fue un fracaso rotundo y esto generó que el tricolor no solo no pudiera recuperar los municipios de Benito Juárez e Isla Mujeres, sino que perdió Felipe Carrillo Puerto, José María Morelos y Lázaro Cárdenas.
Castilla Madrid, quien en su tránsito por el escaparate político se ha dedicado también a apadrinar políticos fracasados y corruptos, hoy es motivo de lástima, pues con tristeza se observa cómo en cada acto acude en busca amor partidista, y solo recibe un saludo hipócrita que va aderezado con desprecio y rencor. Ya ni las líderes la quieren; quizá jamás le quisieron.
Lo anterior me hace recordar una filosófica frase del abuelo de mi esposa: “De la mata de calabaza hijo, sólo calabaza va a colgar, porque eso es lo que sembraste”.