Columna detalles
Por Isaías Díaz Martínez
Con la novedad, mi comandante, que algunos camaradas comunicadores se dejan llevar por la sensación de ser los primero en dar a conocer por las redes sociales tal o cual noticia para ganar prestigio y credibilidad, y lo único que logran es perder lo que ya tenían ganado.
Ahora se trata de la falsa noticia de que el exgobernador Mario Villanueva Madrid, un personaje muy apreciado y respetado en la región, estaba a unos minutos de irse a vivir bajo arraigo domiciliario a una casa que tiene en el fraccionamiento Andara. Varios compañeros se fueron con la finta y para demostrar que están al día, igual la publicaron. La verdad es que todo está en trámite. Este tipo de comentarios pueden incomodar a las autoridades que llevan el proceso, pueden suponer que se les está presionado para que suelten al exgobernador y en lugar de apoyar hagan lo contrario. Flaco favor.
Luego, alguien dio a conocer que en el motel “Bahía”, la policía frustró una orgía de funcionarios de alto nivel gubernamental con chicas menores de edad y que todos fueron detenidos. Varios compañeros se dejaron llevar por el canto de las sirenas, saboreando de antemano la balconeada que iban a dar a los funcionarios por aprovecharse de mujeres adolescentes. Todo quedó en una riña entre dos damas que se agarraron del chongo dentro del motel.
Ya se está volviendo costumbre que cuando alguien publica una noticia sensacional, aún sin verificar, varios comunicadores se cuelgan de la nota y se arma tremendo alboroto para terminar en nada.
En estos tiempos difíciles para los que ejercemos la comunicación social -que ha sido tan desprestigiada por los mercenarios del periodismo que se dedican a vender sus criterios- lo único de valor que podemos tener es la credibilidad del respetable. Un reportero que no tiene veracidad en sus notas, no tendrá ningún prestigio.
Conchas, compañeros. Puras malas.