Carlos Joaquín violó la Ley de la Administración Pública y se pasó por donde quiso la normatividad al desaparecer la Oficialía Mayor y endilgarle sus funciones a la Secretaría de Finanzas y Planeación. Eso está claro y así lo han confirmado hoy al menos tres diputados.
El proceso legislativo debió ser al revés, pero al gobernador, como todo un cacique, no le importó que hubieran normativas, se las pasó por el arco del triunfo e hizo lo que quiso.
Ayer, Carlos Joaquín por sus esos, ordenó la publicación en el Periódico Oficial del Estado, una modificación, no cualquiera, a la estructura administrativa u orgánica de la administración pública estatal.
La desaparición de la Oficialía Mayor y el traspaso de sus funciones a la SEFIPLAN. ¿Por qué?. Nadie sabía del tema, ni siquiera los diputados que, en términos legales, son quienes autorizan cualquier modificación a las leyes.
Sin embargo, esto fue lo de menos, y oculto en medio de todos los documentos publicados por el Periódico Oficial, venía incrustado el Decreto que ordenó Carlos Joaquín para desaparecer la OM.
Más tarde, lo anunció e incluso, ratificó a su Consejero Jurídico, quien le habría recomendado hacer este movimiento.
La justificación la dio hoy Carlos Orvañanos, el recién desempacado Vocero de Carlos Joaquín: “se toma la decisión por un tema de ahorros y de austeridad, de hacer más eficiente la operación de Sefiplan. Yohanet Torres asume el control”.
¿Tema de ahorros? ¿De Austeridad?
Para el gobierno de Carlos Joaquin no se violó ninguna ley. “Administrativamente se pueden ir avanzando en temas que no requieren una reforma administrativamente hablando, hay ciertos movimientos que no requieren una reforma legal”, afirmó Orvañanos.
Esta misma tarde le respondió Edgar Gasca Arceo. “Cualquier modificación a una Ley, y estamos hablando de la Ley de la Administración Pública estatal, tiene que pasar y debe de contar con la aprobación del poder legislativo”.
¿Qué pasó entonces con esta decisión de Carlos Joaquín?
“Me parece que la situación que estamos viviendo desde el día de hoy, viene por parte de un mal asesoramiento por parte de la Consejería Jurídica del Gobierno del Estado que le dice realiza el cambio y después presentamos la iniciativa, la verdad es que lo hicieron al revés”.
Y hete aquí que todo lo que haga, diga, firme o menee Yohanet Torres como titular y/o en representación, y/o como la máxima autoridad de todo lo que compete a Oficialía Mayor, es ilegal, no tiene validez.
Y Gasca se hace la misma pregunta que se hacen decenas de trabajadores de la Oficialia Mayor que desde ayer se encuentran en la incertidumbre total y con el temor que mañana, sean corridos y no tengan sustento para sus familias.
¿Cuál es el fundamento legal?, porque muchos están diciendo por ahí que es para REDUCIR COSTOS, yo me pregunto ¿En dónde los van a reducir, en qué parte?, porque si se trata de desaparecer al OM como tal, pues entonces no le encuentro sentido.
La Oficialía Mayor es la que se encarga de todos los asuntos relacionados con los recursos humanos y servicios del gobierno del estado, es la que firma contratos, hace compras, recibe suministros, entrega estímulos, en fin.
A propósito de estímulos, el hoy desaparecido Manuel Alamilla ni siquiera ha entregado las compensaciones por años de servicio a decenas de trabajadores, y parece que no los entregará.
Hay que recordar que cuando asumió Carlos Joaquín como gobernador, le dio tremenda estocada a los chetumaleños corriendo de la base trabajadora a más de 3 mil personas. Al entrar a la recta final de su sexenio, parece que les está dando la estocada final a los trabajadores del Estado.
Todo parece indicar, que de principio a fin, los chetumaleños, los que le dieron la victoria a Carlos Joaquín, los que inclinaron la balanza y patearon a Roberto Borge, los que salieron en cientos a votar por el “cambio” que nunca llegó, nunca fueron parte del plan de Carlos Joaquín.
Hoy, se confirma y se comprueba.
Es claro que cuando se envíe la iniciativa al Congreso, esta, como muchas otras no encontrará oposición y terminará siendo aprobada.
En fin, cosas del “cambio”.