Debido a que sólo funge como Encargada del Despacho de la Primera visitaduría de la Comisión de los Derechos Humanos del Estado de Quintana Roo (Cdheqroo), Adriana Isla de González no puede ser presidenta interina de la Comisión, de acuerdo a la Ley del citado organismo, la posición debe ser ocupada por María José López Canto, quien en la actualidad se desempeña como Segunda Visitadora de la comisión en la ciudad de Cancún.
En menudo problema se metieron los diputados que integran la Comisión de los Derechos Humanos de la XIV Legislatura del Congreso del Estado, misma que presidente el panista Sergio Bolio Rosado, porque avalaron una acción ilegal por desconocer la Ley de la Cdheqroo.
Un encargado de despacho, como ocurre ahora con Adriana Isla, no puede, mejor dicho, está imposibilitado legalmente para ser interino. Sólo un Visitador formalmente nombrado, como lo es María José (segunda visitadora) puede ocupar la posición.
Ahora comprendemos los motivos por los cuales la dama Adriana Isla, en la entrevista que concedió en la sede del Poder Legislativo, admitió no tener interés por figurar en la terna de quintanarroenses que buscarán la presidencia del organismo, obvio, porque está consciente que no cumple con los requisitos establecidos para tal fin.
La situación es tan delicada que si para el lunes 27 de enero Isla de González firma un documento como presidenta interina o encargada del despacho de la presidencia de la Cdheqroo, la Secretaría de la Función Pública podrá apercibirla por violentar la Ley en la materia.
Entonces, grande es el acertijo que deberá resolver a la brevedad posible el Congreso del Estado, ya sea desde la Comisión de Derechos Humanos o Diputación Permanente, para subsanar este incidente.
No cabe duda que Enrique Mora Castillo no pensaba o deseaba dejar la presidencia de la Cdheqroo. En su mente no existía una segunda opción o salida decorosa, a tal grado está enojado que desde la mañana del jueves pasado ordenó bajar toda la información que tenía la página web de la dependencia. Bueno, no se podía esperar menos de un esquizofrénico.