Tal parece ser que el Secretario de Gobierno, Gabriel Mendicuti Loria ya se las huele del nulo futuro político que tiene –cuando menos en el PRI- que desde ahora ha comenzado a dar patadas de ahogado.
Consciente que la inclusión de su nombre en la cuadrilla de aspirantes a la candidatura del PRI a la gubernatura fue meramente por conservar la unidad y no por méritos propios, Mendicuti Loria se ha dedicado a recoger leña de los árboles caídos, a sacar provecho de los yerros de sus dizque adversarios políticos e incluso, aprovechar el escenario para meter zancadillas a los verdaderos aspirantes a relevar a Beto Borge.
Obvio que el yucateco Mendicuti Loria no desaprovecha la oportunidad y tal cual sanguijuela exprime cualquier entorno para seguir acumulando “agua a su molido”.
Desde un principio estaba consciente que era estéril la oportunidad para alcanzar la candidatura del PRI a la gubernatura, sin embargo, se “engalló”, se emocionó y hasta soñó con alcanzarla, pero fueron pesadillas porque cuando despertaba regresaba a su realidad, la cual es ser una pantomima del sistema político quintanarroense.
Con el paso de los días y meses, el oriundo de Mocochá, Yucatán, el auto llamado “Caballo Negro” de la carrera por la gubernatura, se resignó a que su nombre siguiera en la palestra. Ahora sus sueños y anhelos ya eran otros: La presidencia municipal de Solidaridad y la coordinación general de la campaña del próximo candidato del PRI a la Gubernatura de Quintana Roo.
Pero por “omisiones” y otros pequeños detalles que ha tenido como encargado de la política interna de Quintana Roo, los cuales dejan mucho que desear.
Mendicuti Loria ya cambió de parecer y ahora hasta se conforma con una diputación local o ser incluido en el primer equipo del candidato que releva a Beto Borge.
No cabe duda que cuando el político percibe perder poder hace hasta lo imposible por llamar la atención, como sucede con el buen Gabriel Mendicuti, quien ahora tiene la osadía de pedir a sus colegas servidores públicos que renuncien si aspiran a un puesto de elección popular.
A qué Don Gabriel, entonces creemos que él no es honesto, ya que de contrario sería el primero en solicitar su renuncia.
¿O no mi estimado amigo?