Por Mario Castillo Rodríguez
Chetumal.-“Ganarse el dinero para llevarlo a la casa siendo madre soltera con tres hijos no es nada fácil. Todos los días tenemos que lidiar con hombres de todo tipo, hasta borrachos y drogadictos que pagan por nuestros servicios; nuestra vida no es nada sencilla”, dijo en entrevista para este medio de comunicación la sexo servidora de nombre “Claudia”.
Oriunda de la comunidad de Nicolás Bravo, la damita viene todos los días a Chetumal desde las 8 de la mañana para “ganarse” el sustento de sus hijos vendiendo placer en las afueras y pasillos del mercado Ignacio Manuel Altamirano (Mercado Viejo) a quien así lo desea.
Compitiendo con alrededor de otras 10 mujeres que desde años atrás han encontrado “su nicho de trabajo” en dicho centro de abasto popular, Claudia sale desde las 6:00 am de su casa para entrarle al oficio más antiguo del mundo cobrando una tarifa de 150 pesos por viaje al hotelito de mala muerte llamado “Don Cuco”, donde el cliente paga 70 pesos el cuarto por un lapso no mayor a una hora.
“Son los lunes los días de mayor chamba, pues hombres como los albañiles y trabajadores de otros lugares cobraron el sábado y les queda una lanita en la cartera para venir a darse su gustito. Ese día gano hasta 1 mil pesos o más y me voy temprano a casa, aunque tenga que rifármela con un chingo de cabrones”, agregó la entrevistada.
Consciente de que las enfermedades están al orden del día, aseguró que “sin globito no hay fiesta” por lo que siempre porta la “herramienta de trabajo” para protegerse. “Nunca falta aquel que quiere descargase a viva piel y sin condón, pero primero tengo que mirar que clase de persona es para que el riesgo sea menor, y desde luego, les cuesta 250 pesos ese tipo de trabajo”, abundó Claudia.
Sostuvo que en un día muy flojo, por ejemplo los jueves y fines de quincena, regresa a Nicolás Bravo hasta las 7 u 8 de la noche cuando menos con 200 pesos ya que diariamente paga 100 –de ida y vuelta- para transportarse a la capital.
“Generalmente a las 5 de la tarde ya estoy en el pueblo para atender a mis 3 hijos, mi madre me los cuida y yo mantengo la casa prácticamente porque mi papá es campesino y no gana bien. Ahí, muy pocos saben a lo que me dedico en Chetumal y desde luego que en el pueblo no chambeo por respeto a la imagen de mis chavitos”, comentó la amable mujer que tuvo a bien compartir esta parte de su vida con nosotros.
Afirmó que la difícil situación económica, el abandono de su marido cuando nació su tercer hijo que hoy tiene escasos 2 años, le obligaron a buscarse una forma “más cómoda” de ganar dinero para alimentar a su familia ante la falta de empleos en su comunidad, y es por eso que lleva casi la edad de su niño menor ejerciendo la prostitución en la Capital del Estado.
“Así es la vida amigo, tengo 32 años y no me arrepiento porque de aquí saco para mantener a mis hijos, lo haré el tempo que sea necesario porque con lo que voy ahorrando quiero poner una tiendita de abarrotes o una cervecería para que cuando la edad me gane tenga con que irla pasando”, manifestó Claudia pensando en el incierto futuro que le depara.
Puntualizó que los días de lluvia, pero principalmente los policías municipales, son el enemigo a vencer en cada jornada de trabajo, ya que los uniformados las “levantan” según para llevárselas pesas pero en el camino hacen de las suyas ante la marcada impotencia.
“Nos levantan y a medio camino buscan monte los cabrones, ahí nos obligan a hacerles sexo oral y tener relaciones sexuales con ellos, aparte nos quitan el dinero que traigamos encima y después nos avientan por allá. Son unos hijos de la chingada porque no quieren que les paguemos cuota para que nos dejen trabajar en paz, prefieren estar calentándose la cabeza, pero pues tenemos necesidad y hay saber lidiar con ellos para que no nos agarren de bajada toda la vida”, concluyó en su comentario la campirana damita.