Nicolás Lizama
Por donde quiera que voy, escucho sonoras mentadas de madre -literal, blasfemia tras blasfemia- en contra de la muy abusiva Comisión Federal de Electricidad.
Estuve en Mérida, por ejemplo, y los siempre muy educados y atentos yucatecos, andan en las mismas, como nosotros y como todo el país, supongo, “trinando” a la menor oportunidad que se les presenta para referirse a tal calamidad.
En un OXXO, dos hombres de la tercera edad hacían fila para hacer el pago de su consumo de energía y comentaban, escandalizados, que nunca les había llegado un recibo con semejante cantidad por concepto de cobro.
No sabía -lo juro- que los paisanos de por esos lares fueran tan buenos para mentar madres.
Se nota que están hasta la ídem por los abusos de la autodenominada empresa de calidad mundial.
Ante la imposibilidad de otra cosa -denunciar es perder el tiempo miserablemente, opina la gran mayoría- le mientan la máuser una y otra vez a la CFE, el gran verdugo que hace y deshace ante la complacencia de las máximas autoridades de este país, tan dado al catre en lo que respecta a justicia para los que más arrastran la cobija, económicamente hablando.
Y, por favor -ya basta de cuentos chinos-que nadie me salga conque a partir del sexenio amliano, todo cambiará.
Al contrario, en términos pacoignaciotaiboianos, más doblada nos la refundirán.