A un mes de concluir las campañas proselitistas, los 28 candidatos que aspiran a obtener las tres diputaciones federales que están en juego en Quintana Roo continúan inmersos en su quehacer cotidiano, superando todos los obstáculos que desde el primero de abril han encontrado en su camino.
Obvio que mucho de estos “suspirantes” desde mucho antes de la contienda saben que su única aspiración en comprobar los gastos partidistas ante el INE, otra parte busca que los quintanarroenses los conozcan para futuras elecciones y un mínimo si ingresaron a la justa para buscar el triunfo.
Entre este último grupo –de los que aspiran a ganar una de las tres curules en disputa- se encuentran los priista Arlet Mólgora y José Luis Toledo Medina, el verde, Remberto Estrada, los perredista Iris Mora Vallejo y Domingo Flota, el independiente, Andrés Ruíz Morcillo y el petista, Morales Beiza.
A excepción de Toledo Medina que camina sin opositor en el I distrito electoral, los dos restantes, en el II y III las cosas pintan de mayor peligro para el partido en el poder.
El principal problema que se presenta en el II distrito electoral, es que la priista Arlet Mólgora ha jalado sola su campaña, en lugar de recibir ayuda por parte de María Hadad –su suplente- sólo recibe estocadas traperas, golpes bajos y provoca traiciones internas.
En la misma sintonía se encuentra el dirigente del PRI en Quintana Roo, Raymundo King de la Rosa, quien en lugar de caminar con la candidata, mostrarle el mismo caminito que él surcó en el 2012, ha determinado “sacrificarse” y pasar la mayor parte de campaña en la zona norte, de manera especial, en las paradisíacas playas de Cancún.
Además, el mandamás del tricolor no cede espacio alguno en los medios de comunicación para la candidata del II distrito y tal parece que él anda en campaña pues todos los días aparece en los medios impresos y digitales, mientras en la radio y tv el PRI, para no decir Raymundo King- trasmite ocho promocionales por dos de la candidata.
Habría que decirle a Raymundo King que la candidata es Arlet Mólgora, que es ella quien anda en campaña y quien debe disponer los espacios que estipula el INE, a menos que el aún diputado federal ya ande en campaña en busca de la presidencia municipal de OPB o una diputación local, ya sea de mayoría relativa o representación proporcional en el 2016.
Mientras en el III distrito electoral no cantan mal las rancheras al interior de la alianza PRI-Verde, pues el priista Mario Machuca salió con una de sus clásicas jaladas mentales, al inventar la campaña proselitista de los suplentes, pero el único objetivo es desmarcarse de Remberto Estrada Barba, dejarlo sólo a fin de evitar que gane la diputación federal –y si lo hace que no sea por amplio margen- para frenar, o intentar frenarlo, en su descarrilada carrera por la presidencia municipal de Cancún.
El problema que tiene la alianza PRI-PVE en el III distrito y Arlet Mólgora en el II distrito, es que hay adversarios que pueden darle un susto en los comicios del 7 de junio próximo, en especial a Remberto Estrada por parte de la perredista Iris Mora Vallejo.
Crucial será para Arlet Mólgora la presente y próxima semana, pero lejos de recibir una “ayuda celestial” –se presume que declina o caiga la candidatura del independiente de Andrés Ruíz Morcillo- tendrá que recomponer el camino, jalar con la gente comprometida con su proyecto, porque el meollo en la jornada electoral lo tendrá en la zona maya y zonas rurales de OPB y Bacalar, donde carece de estructura propia.
Pero mientras esto sucede, hay tiempo para corregir errores, para que los “suplentes” sigan ensayando, intentando darse “baños de pueblo”, preparar el terreno para el futuro inmediato, pero de antemano saben que la política no es lo suyo, simple y sencillamente porque les da asco abrazar a la gente de carne y hueso, no soportan el olor de la raza, el tufo de los albañiles, de las amas de casa, de las “ñoras” del mercado, pero que importa, al final, la recompensa será una curul en la XV legislatura para “cuadrar números”, para cerrar ciclos financieros o porque no, desaparecer evidencias de cualquier índole.