Chetumal.- Desde que el grupo de poder más definido del Estado, el de Cozumel, se fracturó en dos: el grupo Joaquín (que agrupa a los distinguidos miembros de ese clan) y el grupo Cozumel (que agrupa a los dos últimos gobernadores), la clase política del sur o chetumaleños, como suelen autodenominarse, perdieron brillo e influencia.
Algunos decimos que Chetumal no tiene un líder que los cohesiona, otros dicen que son grupos de interés sin brújula porque no tienen un proyecto de estado. Es decir, solo quieren poder pero no saben para qué. Lo cierto es que el sur no está en las coordenadas del poder.
Desde el mandato de Joaquín Hendricks Díaz, la clase política del sur ha lucido estéril a la hora de seleccionar gobernador o senadores. Peor aún, ha sido testigo de cómo un aventurero político, como Jorge González Martínez, (El Niño Verde) se ha convertido en senador y hoy aspira a sustituir a Roberto Borge en la primera magistratura del estado.
Tal vez por eso, el pasado viernes 12 de junio, Eduardo Espinosa Abuxapqui puso en la balanza todo su capital político apostando por la candidatura a gobernador en 2016. A unas cuantas horas de ese hecho inédito, el senador Félix González Canto, el factor principal del Grupo Cozumel, salió el paso para conminar al todavía alcalde de Othón P. Blanco a no adelantarse a los hechos.
Sin embargo, este lunes 15, en forma por demás sigilosa el subsecretario federal de turismo, Carlos Joaquín González, hizo un viaje relámpago a Chetumal para anunciar una bolsa de 12 millones de pesos para el desarrollo de la zona sur, a la que nunca le había prestado atención. Pero, lo que más llamó la atención de este viaje inesperado, fue que el funcionario de Sectur hizo una visita de cortesía a la casa de Félix González Canto, de la que no se obtuvo ningún dato sobre lo que ahí platicaron.
Estos hechos muestran que la elección del pasado domingo 7 de junio ha adelantado los tiempos políticos de muchos partidos, grupos y personalidades políticas, lo mismo a nivel nacional que a nivel de nuestro estado. El avance de nuevas alternativas partidistas, como Morena, Movimiento Ciudadano y Encuentro Social, o ciudadanas, como los candidatos independientes, ha prendido las luces naranjas en muchos aspirantes que no habían querido levantar la mano.
En la vieja lógica del sistema político tal vez se quiera seguir viendo “adelantados” o “desesperados”. Pero, en la nueva lógica de reacomodos políticos y de nuevas alternativas independientes, el que no se mueva no saldrá en la foto.
Mientras más se quiera negar o reprimir esta realidad, más interés cobrarán las figuras carismáticas que sí se mueven como la de Eduardo Espinosa Abuxapqui, o la de Carlos Joaquín González, que resultan frescos y capacitados para una ciudadanía que revaloró su voto el pasado 7 de junio en Quintana Roo frente a las viejas y anquilosadas maquinarias partidistas.
Por lo pronto, dos factores de poder de Cozumel ya se reunieron la mañana de ayer lunes en el fraccionamiento “Andara” de Chetumal, quizás para poner las cartas sobre la mesa, sin llegar todavía a acuerdos. Pero, por otro lado, el presidente municipal de Othón P. Blanco lejos de recibir un trato político de iguales, solo parece haber recibido un regaño que podría alentar sus intenciones y las de una ciudadanía sureña que parece olvidada por las cúpulas cozumeleñas.
Félix González Canto todavía tiene muy fresca la dramática experiencia de fracturas políticas en su partido, justamente cuando fue delegado del PRI en Nuevo León, y surgió “El Bronco”, hoy flamante gobernador electo de ese Estado.
Falta ver si la reconocida astucia de González Canto le permite mediar en la actual coyuntura local o si opta por practicar una estrategia de desgaste de los dos aspirantes que parecen haberse subido ya a la pista por la gubernatura 2016-2022.
Tiempo al tiempo.