*Institucionalidad, lealtad y disciplina; son palabras que no existen en el vocabulario de “La China”
Con una carrera política construida a la sombra de su señora madre, la ex magistrada presidenta del Tribunal Superior de Justicia del Estado (TSJE), Lizbeth Loy Song Encalada, y también con el respaldo del ex mandatario quintanarroense; la actual diputada federal Lizbeth Gamboa Song, siente que camina en alfombra roja rumbo a la presidencia municipal de Othón P. Blanco y con este fin se ha dado a la tarea de hacer campaña de manera anticipada sin importarle que sus “gestiones y apoyos” se contrapongan al trabajo que se realiza desde la actual administración estatal.
En política no existen casualidades, y el jaloneo que ha desencadenado la legisladora con la competencia a modo que realiza contra todo aquel funcionario de gabinete que estorbe a su causa, ha dejado entrever que poco le importa ser desleal a los intereses del mandatario en turno.
Sin embargo, todos y cada uno de las y los quintanarroenses saben muy bien que la traición es el sello característico de “La China”, para ella no existe más convicción que la particular, y en su afán de ver aterrizado su proyecto la sociedad es perfecto comodín, aunque para la mayoría no sea más que otro lastre; de esos que cada tres o seis años los ciudadanos –equivocadamente- mandamos a representarnos en el Congreso de la Unión. Lo peor del caso es que su actual posición en la Cámara Baja fue obtenida por la vía plurinominal, sin ganarse la confianza del pueblo.
Y hablando de desconfianzas y traiciones, nadie puede olvidar que la ex titular del IQM mostró el cobre del que está hecha a finales del 2013, cuando fueron aprobadas las mentadas y polémicas reformas, precisamente las mismas a las que meses atrás se refirió como un retroceso para la sociedad, esas que al igual que el traidor de Raymundo King de la Rosa, dijo no aprobaría; y a final de cuentas lo hizo, traicionando la confianza no sólo del pueblo quintanarroenses, sino de las mexicanas y mexicanos en su conjunto.
Con esa cara de inocencia, la inquilina de la curul F-451, ha dejado en claro que sus intereses particulares ($$$) están por encima de los comunes; y persiguiendo su sueño ha puesto los ojos en las madres de familia de las colonias populares de Chetumal –las mismas a las que sin miramientos llama “chancludas y apestosas”-, para ganar adeptos con su famoso changarro electorero denominado “Super Liz”, que no es más que otra de sus osadas falsedades oculta tras la oportuna miseria social.
Lo cierto es que “La China” no conoce los alcances de esas mujeres, cree que con miserables dádivas se las echará a la bolsa, cree que a las “chancludas y apestosas” ya se les olvido que ella las engaño en aquel evento del PRI celebrado en la plaza Luis Donaldo Colosio, diciendo que a él acudiría la secretaria general del CEN del Revolucionario Institucional, Ivonne Ortega Pacheco, y después les dio atole con el dedo dejándole la bronca a la doctora Marina González Zihel tras darse a la fuga, donde por cierto hasta la cacatúa Sara Muza Simón pago los platos rotos ante el descontento generalizado de las lideresas capitalinas. Si ella carece de memoria los chetumaleños no.
Y no es que estas deplorables actitudes sean nuevas en el argot político, lo que lamentamos como sociedad quintanarroense es que sea una mujer quien encabece tan deprimente escenario. Un escenario donde las palabras institucionalidad, lealtad y disciplina, sirvan para trapear tan putrefacta carrera política donde el dinero y el poder sean ese “muellecito” en el que la diputada federal pretende aterrizar su barquito electorero. Por cierto por ahí se rumora que “La China” ya tiene un prestigiado y ostentoso negocito en conocida zona restaurantera del Boulevar de Chetumal, donde se codea la crema y nata capitalina. Habría que averiguar de dónde salieron los dineros pues muchos dicen que es producto de lo negociado en la aprobación de las “reformas”, vaya que es negocio eso de ser “representante popular”.
Con todos estos negativos antecedentes, y con ese trabajo tan distante al proyecto político que encabeza el primer priista de Quintana Roo, la diputada Lizbeth Gamboa Song ve cada vez más lejos sus arrebatadas pretensiones de ser alcaldesa capitalina. Sería bueno recordarle a la legisladora chetumaleña que antes de pensar en lo que viene primero se debe cumplir con la actual encomienda, y esto solo puede lograse estando presente en esa curul que yace en total abandono ante sus constantes ausencias en el Pleno Legislativo de la Cámara de Diputados.
Eso de hacer campaña anticipada no siempre rinde buenos frutos, menos cuando se trabaja de espaldas a las bases sociales, pero sobretodo, cuando se transita en franca afrenta contra quienes mueven los hilos del poder en Quintana Roo. “Del plato a la boca, se cae la sopa”; dice el viejo y conocido refrán. ¡Sirva el mensaje respetable diputada!